Homilía para el 27º domingo ordinario 2013

La fe lleva a servir

Textos: Hab 1, 2-3; 2, 2-4; 2 Tim 1, 6-8. 13-14; Lc 17, 5-10.

Ordinario 27 C 001

La Palabra de Dios que se nos ofrece para reflexionar este domingo nos habla de la fe y del servicio. Nosotros recibimos la fe en el Bautismo; en la Eucaristía la alimentamos. Es una fe que tiene como centro la muerte y resurrección de Jesús, acontecimiento que celebramos de manera especial los domingos. Esta fe, para que aparezca que realmente lo es, necesita de signos. No es para hacer milagros ni para recibirlos, sino para vivir el servicio, tal como Jesús nos enseña.

Homilía para el 26º domingo ordinario 2013

Preocuparse por el pobre

Textos: Am 6, 1. 4-7; 1 Tim 6, 11-16; Lc 16, 1931.

Ordinario 26 C 001

La parábola que acabamos de escuchar, Jesús la dijo para los fariseos. De ellos dice san Lucas, un poco más atrás, que eran “muy amigos del dinero” (16, 14) y que se la daban de justos, siendo que eran otra cosa. Ellos se estaban burlando de Jesús por la parábola del administrador astuto y por lo que Él decía sobre buen uso que se le tiene que dar al dinero. Fue el texto del Evangelio de hace ocho días. El mensaje de Jesús es que nos preocupemos por el pobre.

Homilía para el 25º domingo ordinario 2013

Administrador astuto

Textos: Am 8, 4-7; 1 Tim 2, 1-8; Lc 16, 1-13.

Ordinario 25 C 001

En el texto del Evangelio de este domingo, Jesús nos platica la historia de un administrador astuto. Al dirigirse a sus discípulos, sus palabras y su enseñanza, su advertencia y su consejo, son también para nosotros, que nos hemos reunido hoy para la celebración de la Eucaristía. Jesús remarca la astucia del administrador, que vivía dando culto al dinero y no a Dios; pero reprueba sus injusticias y la manera de querer justificarlas. Esto nos ayuda a revisar nuestra vida.

Homilía para el 24º domingo ordinario 2013

Dios Padre y Madre misericordioso

Textos: Ex 32, 7-11. 13-14; 1 Tim 1, 12-17; Lc 15, 1-32.

Ordinario 24 C 001

Dios es Padre y Madre misericordioso. Así lo describió Jesús cuando fariseos y escribas lo criticaron porque permitía que publicanos y pecadores se le acercaran. Esto era prácticamente imposible para los escribas y fariseos, que se sentían puros y buenos y no querían contaminarse por el contacto con personas consideradas pecadoras. A Jesús le interesaba dar a conocer a Dios, su Padre, como una persona misericordiosa que busca a los pecadores para perdonarlos.