Homilía para el 27º domingo ordinario 2013

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La fe lleva a servir

Textos: Hab 1, 2-3; 2, 2-4; 2 Tim 1, 6-8. 13-14; Lc 17, 5-10.

Ordinario 27 C 001

La Palabra de Dios que se nos ofrece para reflexionar este domingo nos habla de la fe y del servicio. Nosotros recibimos la fe en el Bautismo; en la Eucaristía la alimentamos. Es una fe que tiene como centro la muerte y resurrección de Jesús, acontecimiento que celebramos de manera especial los domingos. Esta fe, para que aparezca que realmente lo es, necesita de signos. No es para hacer milagros ni para recibirlos, sino para vivir el servicio, tal como Jesús nos enseña.

La fe lleva a servir

Textos: Hab 1, 2-3; 2, 2-4; 2 Tim 1, 6-8. 13-14; Lc 17, 5-10.

Ordinario 27 C 001

La Palabra de Dios que se nos ofrece para reflexionar este domingo nos habla de la fe y del servicio. Nosotros recibimos la fe en el Bautismo; en la Eucaristía la alimentamos. Es una fe que tiene como centro la muerte y resurrección de Jesús, acontecimiento que celebramos de manera especial los domingos. Esta fe, para que aparezca que realmente lo es, necesita de signos. No es para hacer milagros ni para recibirlos, sino para vivir el servicio, tal como Jesús nos enseña.

Los apóstoles le pidieron a Jesús que les aumentara la fe. Él les respondió que si tuvieran algo de fe, aunque fuera muy pequeña, cambiarían las cosas. Él les habló que con poca fe se le diría a un árbol que se arrancara de raíz y se sembrara en el mar y eso sucedería. Ese árbol representa la vida del pueblo de Dios y había necesidad de transformarlo desde la raíz, para que viviera en la hermandad. Eso se logra sólo en un proceso de conversión.

En estos días se ha vivido el XI Simposio Internacional sobre San José. En él se ha remarcado la fe de José, su modo de ser justo y la responsabilidad que tuvo y sigue teniendo en el cuidado de la vida y el amor. Su fe no se quedó en ser judío creyente sino que la manifestó en la escucha de Dios, en el esfuerzo por obedecer sus mandatos, en la atención a su esposa María y al Niño Jesús. A ellos los cuidó, como a nosotros nos ha cuidado mucho tiempo en Zapotlán.

Después de decirles a sus apóstoles lo que significa tener fe, Jesús toca el tema del servicio. Con esto indica que quien tiene fe, se pone a servir; quien sirve, lo hace como expresión de su fe en Dios. Por eso no debemos contentarnos con haber recibido en el Bautismo la fe, sino que la debemos mostrar con signos concretos. El ejemplo del servidor que, después de la jornada de trabajo, prepara y sirve la comida a su patrón nos ayuda a revisar cómo estamos viviendo la fe.

Este servidor de que habla Jesús no tiene que esperar recompensas o felicitaciones porque realizó lo que tenía que hacer; más bien debe tener conciencia de que sólo cumplió su deber. En nuestros días el servicio poco está ligado a la condición cristiana; casi nadie tiene conciencia de que quien está bautizado debería ser servidor por estilo de vida, pocas son las personas serviciales y viven sirviendo de manera espontánea, sin buscar un agradecimiento por lo que hacen.

Lo más común es que se haga algo por o para los demás, pero a cambio de dinero. Nuestra sociedad y las relaciones entre personas están marcadas por la dinámica del comercio: te hago, me pagas; no me vas pagar, entonces no te ayudo. O se busca sacar ventaja de los tratos y de las situaciones, sobre todo de necesidad, de los demás. Y el servicio gratuito, la ayuda desinteresada, el ver por los demás a cambio de nada, casi por ninguna parte se ve.

La dinámica de la vida cristiana, el testimonio que nos dio Jesús, el modo de vivir de San José, tienen como centro el servicio. La vida cristiana se equipara a la vida de fe, Jesús era una persona de fe, José es reconocido por su fe. Ellos se hicieron servidores de los demás, en su familia, en su pueblo, y sin buscar pagos por lo que hacían ni, mucho menos, esperando al menos una palabra de agradecimiento. Ellos simplemente se pusieron a servir toda su vida.

A la luz de la Palabra de Dios, renovemos nuestra vida de fe. Reconozcamos que hay que cambiar cosas en nuestro proyecto y estilo de vida, para vivir el servicio. Decidámonos a crecer en nuestra capacidad de servicio a los demás, a ser siervos que no esperemos agradecimientos, recompensas o dinero a cambio de lo que hacemos. Como Jesús, que se da hoy en la Comunión sacramental, démonos para que los demás tengan vida. Mostremos nuestra fe con el servicio.

6 de octubre de 2013

1 pensamiento sobre “Homilía para el 27º domingo ordinario 2013

  1. Donde queda el valor de los sacramentales, entonces no sirven y son fantocha de la iglesia católica, y si no existen los sacramentales y son objetó de burla, entonces también los sacramentos….

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