Homilía para el 22º domingo ordinario 2016
Experimentar y vivir la misericordia
Nos encontramos reunidos para la celebración del banquete dominical de la Eucaristía, al que hemos sido convidados por el mismo Jesús. Somos sus invitados de honor, porque somos pecadores, y eso se lo agradecemos con sencillez porque no lo merecemos. Jesús da un golpe muy fuerte a los convidados a la comida en casa de aquel jefe de fariseos; pero también lo da a la sociedad de hoy, marcada por la competencia, los arribismos, las influencias, la exclusión.