México al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas

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Tzinti Ramírez Reyes

Hace un par de semanas se anunció la elección de México como miembro rotativo del Consejo de Seguridad ONU para el periodo 2021-2022 por quinta vez en la historia y con 187 votos a favor de los 193 países miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU). ¿Pero qué significa que nuestro país sea miembro del Consejo de Seguridad? Y antes que eso, ¿qué es exactamente el Consejo de Seguridad y qué función cumple?

El Consejo de Seguridad (CS) es uno de los seis órganos de la ONU, organismo internacional multilateral que traza su origen al cierre de la Segunda Guerra Mundial. Según se marca en la Carta ONU, el Consejo de Seguridad, es el único órgano que adopta resoluciones obligatorias en su cumplimiento para los países miembros del organismo internacional mismas que puede acompañar de mecanismos coercitivos y sanciones como embargos y bloqueos comerciales o financieros, e incluso, llegado el caso, y según lo establecido en el Capítulo VII de la Carta, puede autorizar el uso de la fuerza militar en una situación que amanece la paz y que además logre reunir el mínimo de 9 votos afirmativos – sin ningún voto en contra de un miembro permanente- de los 15 países que lo conforman en total.

El Consejo de Seguridad ONU traza su historia a una primera sesión que tuvo lugar el 17 de enero de 1946 en Church House, Londres. Desde entonces los temas que recaen en él tienen que ver con el mantenimiento de la paz –en el sentido más militarista del término- y el análisis de las amenazas a la seguridad internacional. Es, por ejemplo, competencia del CS determinar: cuándo y dónde se puede desplegar una operación de mantenimiento de la paz, cuándo es pertinente enviar fuerzas armadas bajo el mandato ONU para garantizar un armisticio, separar beligerantes o posibilitar la entrega de ayuda humanitaria. Nada de esto, está, sin embargo, exento del juego geopolítico de sus Estados miembro.

Conformado, desde 1963, por 15 países miembro, el Consejo de Seguridad ha estado marcado por la capacidad de veto sobre los llamados “asuntos sustantivos” que tienen los cinco miembros permanentes que lo forman, a saber: Estados Unidos, Francia, Rusia, China y Estados Unidos. A estos cinco países, vencedores de la Segunda Guerra Mundial, los acompañan 10 miembros no permanentes elegidos por un periodo de dos años.

Es justo el proceso de elección de este año lo que habilitó a México para convertirse próximamente en el representante del bloque regional de América Latina y el Caribe. En los años 1946, 1981-1982, 2002-2003, 2009-2010 y ahora 2021-2022, personajes como Porfirio Muñoz Ledo o Adolfo Aguilar Zínser- y a partir del año que viene- Juan Ramón de la Fuente, habrán fungido como representantes de nuestro país ante dicho órgano. Desde sus participaciones en el seno de las Naciones Unidas, nuestro país ha tenido un rol en la discusión y votaciones en cuestiones como la abolición del régimen del apartheid en Sudáfrica, la independencia de Belice, la condena al Reino Unido por la invasión a las Islas Malvinas o la condena a la invasión soviética de Afganistán durante la Guerra Fría o en épocas más recientes las invasiones de Estados Unidos a Afganistán o Irak después de los ataques a las Torres Gemelas.

Participar en el CS es una tarea que acarrea costos y beneficios que deben sopesarse desde la óptica de la naturaleza política y no jurídica del órgano ONU más importante. Participar en atemperar las tensiones, buscar destrabar las negociaciones de los procesos que cruzan por el Consejo de Seguridad es tarea compleja, polémica e incluso problemática.

México servirá próximamente su quinto periodo en la arena de negociaciones internacionales en materia de seguridad más importante del mundo. Un espacio político que en buena medida ha sido artífice de la arquitectura internacional misma. Una arena que cuenta entre los intereses preponderantes a aquellos pertenecientes a Estados Unidos, China o Rusia. En la sala de reuniones del CS en Nueva York, convergen tensiones políticas y militares, intereses económicos y geopolíticos difíciles de manejar, pero también desde ahí, se magnifica la fuerza relativa de países como México o India en otros espacios de negociación bilateral.

Si bien, la difícil arena del CS requiere de destreza diplomática y política para sortearse y capitalizarse, al final, es claro que el CS es un férreo tablero de ajedrez que se distingue por los desafíos y disyuntivas que plantea, pero en el cuál siempre será mejor estar para jugar algunas fichas, que simplemente, no estar.

Tzinti Ramírez Reyes

Internacionalista. Directora del Departamento de Relaciones Internacionales, Economía y Ciencia Política región occidente del Tecnológico de Monterrey en Guadalajara.
Twitter: @tzinr

1 pensamiento sobre “México al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas

  1. Clara explicación de lo complejo que es el ambiente en el Consejo de Seguridad de la ONU, y de acuerdo con la conclusión, de que es mejor estar adentro del juego por difícil que éste sea que solo mirar desde afuera. Ahora que un juez de la República de Irán ha acusado a Donald Trump de terrorismo y asesinato (creo que es la primera vez que un país acusa legalmente a un Presidente Estadounidense de violar las leyes internacionales) el «juego» político internacional suma una ficha más de complejidad. Por cierto ¿Será oportuna, prudente o al menos conveniente para México que AMLO visite a D. Trump justo en medio de la campaña electoral en EE. UU? A mi me parece errónea esa visita, y me desagrada mucho.

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