Zapotlán es de San José | Hagamos memoria

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Historia de una relación entrañable entre el santo y su pueblo.

La narración sobre la llegada de san José a Zapotlán, señala que el Patriarca Santo peregrinó junto con la Virgen María por el Camino Real de Colima, cuidado por los ojos atentos y las manos poderosas de un arriero. El ignoto viajero como mensajero de Dios, cuidó de las benditas imágenes; después que cumplió con su misión y dejó su encargo, desapareció misteriosamente sin dejar rastro.

San José llegó hace muchos años al mesón de la Cofradía del Rosario,que era la casa común de los caminantes a la orilla del pueblo, igual que llegó a Belén junto con la Virgen María después de caminar por las montañas de Judea. Él quiso quedarse con nosotros, nos eligió para acompañarnos y en todo momento protegernos como lo hizo con la Sagrada Familia.

Los vecinospadecían situaciones difíciles, pero al descubrir las benditas imágenes las vieron como un regalo del cielo y pronto se encariñaron; por eso decidieron junto con el párroco trasladarlas al templo local. Ese encuentro fraternal con san José se consolidó en 1747, al designarlo Patrono protector contra toda clase de calamidades y de manera especial contra los terremotos.

Ante los sufrimientos provocados por los sismos del 22 de octubre de 1749, nuestros antepasados le hicieron un juramento solemne.Las descripciones geográficas del Obispado de Michoacán del siglo XVIII, nos hablan del terremoto que sufrió Zapotlán el Grande el 22 de octubre de 1749: “Los efectos que este volcán ha causado han sido muy funestos, pues en el año cuarenta y nueve se experimentaron en este pueblo y en otros circunvecinos (aunque en ninguno con la fuerza de este), unos temblores de tierra tan fuerte [s], que no quedó piedra sobre piedra, abriéndose en los campos la tierra en muchas partes y en otra sumiéndose grandes pedazos de tierra, en una parte una vara y en otras dos y más y todo eso se conoció ser efecto del volcán”.

Este terremoto da origen a la promesa que le hace el pueblo de Zapotlán el Grande a san José de realizarle una fiesta cada 22 de octubre, para recibir de él cuidado y protección. El obispo de Michoacán, D. Martín de Elisacoecheadio su aprobación y autorizó al párroco del lugar para que llevara a cabo dicho juramento de una manera pública.

La identificación entre san José y su comunidad está atestiguada por la historia y por los diferentes signos que se viven de agradecimiento y devoción en la vida diaria. La fiesta a san José que el pueblo cada año le hace en octubre es un compromiso vivido bajo juramento, de generación en generación, para recibir custodia y protección del Patriarca santo. Asumir la mayordomía, ser miembro de una danza, participar en la peregrinación, colaborar en el enroso, cargar las benditas imágenes de la Sagrada Familia, ayudar en los gastos de la fiesta desde lo que se tiene para vivir, unirse a la devoción durante el novenario y de manera especial en los días principales, expresa gratitud, cariño y confianza a san José.

Lo vivido no queda solamente como una devoción, sino que tiene una clara proyección a la existencia. La unión, la organización, la solidaridad y la fe que se vive en los días de la fiesta, están presentes en los esfuerzos por mejorar las condiciones de vida, por conseguir el pan de cada día, en la construcción de una sociedad mejor; y cuando se presentan las calamidadesse asume con espíritu de fe el momento, sintiendo la cercanía de san José, que anima a levantarse de las ruinas y seguir el camino.

Son muchas las muestras de cariño que san José ha concedido a Zapotlán el Grande, de manera especial ante el azote de los sismos; y su pueblo también le ha correspondido desde la vida y cumpliendo con responsabilidad y alegría el juramento.

A 270 años del primer juramento solemne, podemos asegurar que la comunidad sigue cumpliendo con el cargo de la fiesta a san José y procurando en todo momento ser fieles a la Palabra de Dios que nos invita a ser un pueblo solidario frente a las calamidades sociales y naturales que padecemos.

Hacer memoria de la presencia de san José en Zapotlán el Grande, hoy Ciudad Guzmán, es considerar una experiencia de protección y compañía en el caminar histórico de una comunidad y de una región. Desde 1747 san José ha sido de Zapotlán y Zapotlán ha sido de san José.

 

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Por: J. Alfredo Monreal Sotelo

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