La conquista del Sur de Jalisco

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Después de ser conquistada Tenochtitlan, capital del imperio Mexica, Hernán Cortés envió soldados españoles acompañados de indígenas aliados a distintos rumbos con el objeto de someter nuevos territorios.

En 1521 salió de México central una expedición conducida por Francisco Álvarez Chico quien siguió rutas conocidas por comerciantes y recaudadores de tributos, llegó al Pacifico por el rumbo de Acapulco para proseguir hasta Zacatula, en la desembocadura del Balsas y en las cercanías de la región michoacana dominada aún por los Purhépecha (Tarascos). Esta expedición fue el preámbulo de la llegada de los conquistadores a Colima y al Sur de Jalisco.

Una vez dominados los Purhépecha y obtenida suficiente información sobre su territorio y procedencia de tributos y objetos metálicos, por orden de Cortés y con gran sigilo, Cristóbal de Olid encabezó a fines de 1522 la expedición que salió de Tzintzunzan y, a través de la ruta cenagosa de la actual Jacona, llegó a Jiquilpan en busca de las minas de oro y plata de las que tributaban a Cazonci; informado por los caciques de ese lugar, Olid se dirigió a Tamazula por Mazamitla, dominó esas poblaciones, y a las de Zapotlán para después regresar por el mismo camino. Esta es la primera vez que los hispanos ingresan al Sur de Jalisco y es de suponer que la información obtenida sobre las riquezas de la región provocó el interés en Cortés de preservar para él y sus allegados el dominio de estas tierras.

A principios de 1523 otra expedición capitaneada por el mismo Cristóbal de Olid salió en busca de Zacatula en la costa, donde había ya españoles. Pero no llegó completa a su destino, pues a medio camino Juan Rodríguez de Villafuerte se desprendió sin permiso de Olid, y con un pequeño grupo tomó rumbo a Colima. En Alima, cerca de Tecomán fue atacado por los nativos, siendo derrotado, por lo cual tuvo que retroceder para refugiarse hasta la misma Zacatula. Rodríguez fue llevado preso a la ciudad de México para que respondiera ante el mismo Cortés de su fracaso.

Ante los hechos, él envió sin dilación a Gonzalo de Sandoval, al lugar de la derrota y a su pariente Fernando de Saavedra hacia el sur de Jalisco, para consolidar la dominación de la región e iniciar de inmediato la explotación de las minas. Sandoval logró vencer a los aguerridos colimotes y fundó por instrucción de Cortés la primitiva villa de Colima. Por su parte Saavedra, llegado a la región por el camino de Jiquilpan, se encargó con otros colonos de la exploración territorial y de la explotación de sus riquezas mineras.

Hacia 1524, arribaron al área más hombres de confianza de Cortés, entre ellos Francisco Cortés de Sanbuenaventura y Alonso de Ávalos, hermano de Fernando de Saavedra, ambos emparentados con Don Hernán Cortés. La confluencia de la expedición costeña con la que venía por Jiquilpan estableció una especie de territorio en una vasta zona que contenía buenos yacimientos minerales, una considerable población indígena, una extensa franja costera con potencialidades portuarias y posibilidades de un control efectivo de tierras y recursos hacia el norte y el océano. Esto se comprobó cuando Cortés de Sanbuenaventura, ya instalado como alcalde de Colima, se lanzó por nuevas instrucciones de Cortés, hacia las tierras de la parte occidental del volcán de fuego y más al norte. Casi al año de la conquista encabezada por Buenaventura avanzó sometiendo, arrasando y destruyendo desde Zapotitlán hasta Tepic.

e los territorios conquistados, Cortés tomó para sí aquellos que parecieron ser los más ricos en yacimientos minerales; por ello se adjudicó las encomiendas de Zapotlán, Tuxpan, Tamazula, Amula y Tuxcacuexco.

Alonso de Ávalos arribó al Sur de Jalisco con Francisco Cortés y aquí se quedó. Cuando Saavedra marchó con su primo Hernán Cortés a Honduras en 1524, Alonso quedó a cargo de la encomienda, que comprendía Sayula, Usmajac, Tapalpa, Chiquilistlán, Atemajac, Atoyac, Teocuitatlán, Cocula, Zacoalco y la ribera sur del Lago de Chapala. Pese a que la primera Audiencia, presidida por Nuño Beltrán de Guzmán, cedió esta encomienda a otras personas en 1529, Ávalos la pudo recuperar pronto y disfrutarla por 40 años más; de ahí que esta amplia región fuera conocida como La Provincia de Ávalos, durante casi toda la época colonial.

Junto con los conquistadores, también llegaron los primeros misioneros anunciando el Evangelio. Correspondió a los frailes franciscanos, destacando en la región fray Juan de Padilla, ser los portadores de la Buena Nueva. A pie y descalzos, según las viejas crónicas, recorrieron la región. Para los indígenas vencidos que vieron transformada radicalmente su situación, estos misioneros fueron en muchas ocasiones sus grandes protectores.

Publicación en Impreso

Edición: 117
Sección: Hagamos Memoria
Autor: P. Alfredo Monreal Sotelo

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