Visita del Papa, aliento para la paz

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El Papa Benedicto XVI estuvo de visita en México entre el viernes 23 y el lunes 26 de marzo. Su viaje se dio en un contexto doble: por un lado, de pobreza y violencia imperantes por doquier; por otro, del esfuerzo por llevar adelante en las Diócesis de México la Misión continental a la que nos invitan los obispos latinoamericanos y de El Caribe.

A su llegada, el Papa expresó su agradecimiento a Dios por permitirle cumplir el deseo de “poder confirmar en la fe al Pueblo de Dios de esta gran nación en su propia tierra”.

Confirmar la fe ante la pobreza y la violencia

Dos situaciones agobiantes que se padecen en México son la pobreza y la violencia. Desde su llegada, Benedicto XVI se mostró preocupado por estas situaciones, dio palabras de esperanza y elevó a Dios su oración por los mexicanos.

Al presentarse como “peregrino de la fe, de la esperanza y de la caridad”, mostró su deseo de confirmarnos en nuestra fe, afianzarnos en ella y animarnos a revitalizarla. “Así podrán compartirla con los demás, como misioneros entre sus hermanos, y ser fermento en la sociedad”, dijo.

El Papa escuchó de boca del Arzobispo de León, Gto., Don José Guadalupe Martín Rábago, una síntesis de la dolorosa situación actual: “Santísimo Padre: […] Hemos vivido en estos últimos años acontecimientos de violencia y muerte que han generado una penosa sensación de temor, impotencia y duelo. Sabemos que esta dramática realidad tiene raíces perversas que la alimentan: la pobreza, la falta de oportunidades, la corrupción, la impunidad, la deficiente procuración de justicia y el cambio cultural que lleva a la convicción de que esta vida solo vale la pena ser vivida si permite acumular bienes y poder rápidamente y sin importar sus consecuencias y su costo”.

Luego agregó: “la inmensa mayoría de nuestra gente no quiere caminar por caminos de muerte y destrucción; anhela más bien vivir en paz y gozar de la felicidad en Cristo”. Y, finalmente, le hizo una súplica: “le pedimos nos aliente para ser constructores de una sociedad con rostro humano y solidario. Necesitamos un mensaje de esperanza”.

La fe y la esperanza se alimentan con la Palabra de Dios, los sacramentos, el testimonio de las comunidades, pero se muestran con los hechos. Por eso el Papa pidió: “continúen avanzando sin desfallecer en la construcción de una sociedad cimentada en el desarrollo del bien, el triunfo del amor y la difusión de la justicia”.

Como parte de su servicio, el Papa imploró la intercesión de la Virgen: “En estos momentos en que tantas familias se encuentran divididas o forzadas a la migración, cuando muchas padecen a causa de la pobreza, la corrupción, la violencia doméstica, el narcotráfico, la crisis de valores o la criminalidad, acudimos a María en busca de consuelo, fortaleza y esperanza”.

Confirmar la fe, frente a la Misión continental

Desde mayo de 2007, los obispos de América Latina y El Caribe reunidos en Aparecida, Brasil, invitan a la Misión continental. La razón es que, al igual que la pobreza y la violencia, en este Continente crece vertiginosamente el número de católicos y católicas no practicantes o que se alejan de la vida eclesial. Somos un Continente en estado de misión y necesitamos ánimo para realizarla.

Esto se lo expresó el Arzobispo de León, al decirle que él vino para: “alentar los trabajos de la Misión continental, […] concebida como un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir de manera especial en búsqueda de los alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo”.

En nuestra Diócesis se trabaja en esta Misión, orientados por el Cuarto Plan Diocesano de Pastoral, que se proyecta en los planes vicariales y parroquiales.

Desde este aspecto, el Papa confirma la fe de los católicos mexicanos al expresar que el cometido de la Misión continental es “hacer llegar esta convicción a todos los cristianos y comunidades eclesiales, para que resistan a la tentación de una fe superficial y rutinaria, a veces fragmentaria e incoherente”.

La presencia del Papa en México es motivo de alegría. Sus palabras y oración nos confirman en la fe en Jesucristo, nos alientan en la esperanza de una sociedad justa, solidaria y hermanable, en donde se alcance y experimente la paz; y nos impulsan a vivir la solidaridad para con los excluidos.

Su voz y su oración estimulan a impulsar en este Continente y en nuestra Diócesis la Misión que tenemos como Iglesia.

Publicación en Impreso

Edición: 117
Sección: Dichos y Hechos
Autor: P. Lorenzo Guzmán Jiménez

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