Homilía para el Jueves Santo 2015

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En lo suyo

Jueves Santo B 15

Con la Misa de la Cena del Señor, esta tarde iniciamos el Triduo Sacro, que culmina con la celebración de la Resurrección de Jesús. Es la entrega total y definitiva que Él hizo y sigue haciendo en nuestros días. Como acabamos de escuchar en los textos bíblicos, Jesús andaba en lo suyo: viviendo y enseñando a vivir el mandamiento del amor. San Juan dice que amó a los suyos hasta el extremo. Eso era lo suyo: se daba día a día, se dio en la Última Cena, se dio en la cruz.

En lo suyo

Textos: Ex 12, 1-8. 11-14; 1 Cor 11, 23-26; Jn 13, 1-15.

Jueves Santo B 15

Con la Misa de la Cena del Señor, esta tarde iniciamos el Triduo Sacro, que culmina con la celebración de la Resurrección de Jesús. Es la entrega total y definitiva que Él hizo y sigue haciendo en nuestros días. Como acabamos de escuchar en los textos bíblicos, Jesús andaba en lo suyo: viviendo y enseñando a vivir el mandamiento del amor. San Juan dice que amó a los suyos hasta el extremo. Eso era lo suyo: se daba día a día, se dio en la Última Cena, se dio en la cruz.

El amor no solamente se dice sino que se vive, y se manifiesta con signos concretos. No basta con decirle a una persona o comunidad: “te amo”; no basta con preguntar a otra persona si me ama o nos ama y esperar el sí. Se necesita expresar el amor con hechos, aunque no se diga de palabra que se ama a la persona o a la comunidad. Mientras estaban en la Cena de Pascua, Jesús se levantó de la mesa, se amarró una toalla a la cintura y les lavó los pies a sus discípulos.

Lavar los pies era un trabajo que hacían las mujeres y los esclavos cuando llegaba una visita a la casa. Era algo “propio” de los de abajo, de los que no valían para la sociedad de tiempos de Jesús. Y eso fue lo que Él se puso a realizar con los suyos. No les dijo que lo hacía porque los amaba, pero les mostró su amor con ese signo concreto. Ellos se extrañaron, y se lo dijo Pedro, porque era el Maestro y el Señor y en sus categorías no debería hacer eso. Era rebajarse.

Al final, les explicó su modo de actuar. Les hizo ver que lo suyo era amar a los demás y manifestárselo con el servicio. Todo el tiempo andaba sirviendo a los enfermos, a los hambrientos, a los excluidos, a los pecadores. Servir fue parte de su estilo de vida porque era su opción. Y ahora les estaba dando una lección fuerte, porque ya le quedaba poco de estar en el mundo. Ellos deberían realizar lo mismo. Por eso les dijo que también se lavaran los pies unos a otros.

Y faltaba el otro signo de amor por sus discípulos –y por la humanidad–: la entrega total de su vida. Como nos recuerda san Pablo, al darles el pan les dijo que ese era su cuerpo que se entregaba por ellos; al pasarles el cáliz les aclaró que era la nueva alianza sellada con su sangre. Se ofrecía totalmente con su cuerpo y su sangre. Y les pidió que hicieran lo mismo cada que comieran y bebieran de él. Hoy celebramos esta entrega de Jesús en la Eucaristía.

Desde entonces lo propio de los discípulos también es el amor, el servicio, la entrega total de la vida. Jesús no sólo lo hizo sino que pidió que hicieran lo mismo. Espera que nosotros hagamos lo mismo en nuestros días, es decir, que seamos personas que amamos a los demás, especialmente a los pobres, sufrientes y excluidos, que vivamos el servicio como opción y estilo de vida, que nos demos por entero para el bien de todos. Esto es compromiso que trae la Misa.

Lo nuestro debería ser, pues, el amor, el servicio, la entrega. Generalmente nos cuesta trabajo servir, ser para los demás, dedicar nuestro tiempo y recursos para los pobres. Siendo bautizados no tenemos conciencia de que es una obligación ponernos a servir a los demás; participando en la Eucaristía, no entregamos nuestra vida para el bien común; decimos que lo propio de los cristianos es el amor y no lo vivimos, aunque nos gusta ver el lavatorio de los pies.

Al participar de esta Eucaristía vespertina de la Cena del Señor, renovamos nuestro compromiso de parecernos al Maestro. No cumplimos un requisito al venir a esta Misa, no hacemos o vemos algo bonito con el lavatorio, no realizamos el traslado del Santísimo en procesión con todas las normas litúrgicas; en esta dinámica nos podemos quedar con un teatro o un sentimiento emocionante. Salgamos a hacer lo mismo que Jesús, asumamos lo nuestro: el servicio.

2 de abril de 2015

1 pensamiento sobre “Homilía para el Jueves Santo 2015

  1. Me gusta mucho y a la vez me enseña bastante, para compartir la Cena del Señor es un recuerdo muy hermoso que celebramos todos los domingos, pero este jueves santo es un jueves especial que es el dia de la institución del sacramento del amor fraterno, de la institución de la Eucaristia

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