La nueva normalidad

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Por: P. Luis Antonio Villalvazo

Puntuales a la cita, los sacerdotes que están a cargo de las once parroquias de la ciudad, convocados por el obispo Óscar Campos se encontraron la mañana del martes 12 mayo, en el salón de reuniones del Seminario Mayor.

¿Qué acciones se han hecho durante la etapa de confinamiento? y ¿qué se propone hacer luego que pase el momento crítico de la pandemia?, fueron los asuntos centrales en este encuentro.

Luego del momento de oración, el obispo dibujó –a grandes pinceladas- los escenarios y efectos económicos, sociales y psicológicos provocados por esta crisis sanitaria: “Estamos frente a una realidad que reclama nuestra respuesta como pastores”, afirmó.

Enseguida, pidió a los sacerdotes, distribuidos a lo largo y ancho del salón guardando la “sana distancia”, que compartieran sus experiencias. Varios comentaron la manera cómo están celebrando misas. Otros, platicaron las acciones realizadas en favor de personas y familias más necesitadas de sus comunidades. Y unos más, valoraron la experiencia de las celebraciones dominicales en familia y el aporte de las guías de celebración hechas por algunos sacerdotes y seglares.

Después se abordó el tema de cómo transitar a la consigna llamada “Nueva normalidad”. En las tres zonas pastorales, que está organizada la vicaría, los sacerdotes, reflexionaron sobre puntos a tomar en cuenta y sugirieron pistas de acción para afrontar las nuevas realidades. En plenario, los secretarios compartieron los resultados.

Sobre los puntos a no perder de vista señalaron que la pandemia ha descubierto lo frágil de la vida y nuestros vacíos pastorales. Que se vive una situación que oscila entre la incertidumbre y el miedo, entre la incredulidad e irresponsabilidad generadas, en gran parte, por la avalancha de noticias falsas que confunden y no ayudan a discernir las decisiones a tomar.

Subrayaron que su misión como pastores, a ejemplo de Jesús, debe ser –en este momento- curar, cuidar y compartir con los más vulnerables de las comunidades. Que esta crisis se debe ver no como una amenaza sino como una oportunidad. Que ante las puertas cerradas de los templos se debe animar a las familias que abran las puertas de sus hogares a Jesús y a su Evangelio.

Como camino para transitar hacia una “Nueva Normalidad”, que significa “otra y distinta” manera de vivir la misión,  se propusieron como pistas de acción.

 

  • Hacer una reflexión de fe para descubrir el paso y la voz de Dios en esta crisis.
  • Promover experiencias y acciones alternativas en el campo de la salud, alimentación, vivienda y trabajo.
  • Animar la vida cristiana de las comunidades y familias.
  • Retomar la formación de agentes de pastoral.

Escuchadas las reflexiones y propuestas, el obispo enfatizó en la necesidad de animar y  tejer la vida cristiana con los hilos de las celebraciones, el anuncio de la Buena Nueva del Evangelio y las experiencias solidarias.

“La misión exige fortalecer la espiritualidad con ánimo, creatividad y esperanza y asumir el compromiso de buscar el bien común compartiendo nuestros bienes, saberes como expresión de una pastoral orgánica y de conjunto con Espíritu”, subrayó.

Al final, la mayoría salió de prisa y con sus mochilas cargadas de reflexiones y buenas intenciones. Así como entraron cada quien con su cubrebocas de distinto estilo, color y tamaño, salieron de este encuentro, cobijados con su propia manera de ver, pensar y actuar su ministerio sacerdotal.

Lo peor sería que ante la consigna de transitar hacia la “Nueva Normalidad” el trabajo pastoral continúe anhelando caducas rutinas, costumbres y acciones.

Pbro. Luis Antonio Villalvazo

Director de El Puente. Vicario Parroquial de San Antonio. Ciudad Guzmán.

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