Homilía para el 14º domingo ordinario 2022
El trabajo por el Reino sigue, porque esta es la misión permanente de la Iglesia. No nos debemos contentar con que ya celebramos las Bodas de Oro.
El trabajo por el Reino sigue, porque esta es la misión permanente de la Iglesia. No nos debemos contentar con que ya celebramos las Bodas de Oro.
A días de celebrar los 50 años de nuestra Diócesis, Jesús nos aclara que no es fácil seguirlo en su camino como discípulos.
Una cosa es saber cosas sobre Jesús y otra, muy distinta, seguirlo en su camino. Lo podemos descubrir a la luz de los textos bíblicos de este domingo.
La Trinidad es nuestro modelo de comunión, de vida comunitaria y como parroquia nos encomendamos a Dios, para continuar en nuestra búsqueda por llegar a ser una comunidad de comunidades, por vivir la comunión entre todos los barrios y colonias.
El Espíritu Santo descendió sobre la comunidad, llenó con su fuerza e infundió su dinamismo a los discípulos y discípulas, y salieron a realizar la misión.
Antes de partir, Jesús pidió a sus discípulos y discípulas ser sus testigos por todo el mundo. Para esto no los dejó solos a su suerte y a ver qué hacían, sino que les prometió el Espíritu Santo como guía y sostén.
El camino está marcado por la primera comunidad: escuchar al Espíritu Santo.
Nuestra vida diaria en la entrega y el servicio, sea de manera personal sea como comunidad, tienen que ser una permanente glorificación a Dios.
Hoy, domingo del Buen Pastor, damos gracias a Dios por su Hijo que, para darnos la vida en abundancia, entregó su vida en la cruz. También, ante la cercanía del Día de la Madre, agradecemos el regalo de las mamás que pastorean a sus hijos mejor que nadie.
Si no se tiene diseñada la vida para ser discípulos misioneros de Jesús, hay que preguntarnos qué tanto amor le tenemos.
Les compartimos una guía para el novenario a la Santa Cruz, que inicia hoy. Está diseñado en relación al momento del proceso de elaboración del 5º Plan Diocesano de Pastoral -escucha de los gritos de los crucificados- y en el ambiente del Año Jubilar por los 50 años de la Diócesis.
La Palabra de Dios nos desafía hoy a reconocer a Jesús resucitado, para dar testimonio de Él.