Mes: septiembre 2014

Homilía para el 26º domingo ordinario 2014

Cumplir la voluntad de Dios

Ord26 A 14

Nos hemos reunido para celebrar la Eucaristía dominical y, con ella, agradecer a Dios la muerte y Resurrección de Jesús su Hijo. Él con su muerte en la cruz culminó el cumplimiento de la voluntad de Dios. Lo que dice san Pablo: por obediencia aceptó la muerte y una muerte de cruz, y por eso Dios lo resucitó; esto sucedió un domingo como hoy. Los textos que acabamos de escuchar nos preparan para vivir nuestro encuentro sacramental con ese Jesús resucitado.

Homilía para el 25º domingo ordinario 2104

Contratados y recontratados

Ord25 A 14

El texto del Evangelio que acabamos de escuchar nos dispone para recibir sacramentalmente a Jesús, que nos viene a buscar para enviarnos a la misión. Se trata de una parábola con la que Él explica la dinámica del Reino de Dios. Todas las personas y todos los pueblos del mundo están llamados a participar en el Reino, a colaborar para que éste sea una realidad. Nadie está excluido de este proyecto de Dios que Jesús nos trajo. Él nos “contrata” para mandarnos a trabajar.

Homilía para el 24º domingo ordinario 2014

Perdonar siempre, como Dios

Ord24 A 14

El texto del Evangelio que acabamos de escuchar es continuación y complementación del que reflexionamos el domingo pasado. Tanto la corrección fraterna como el perdón son fundamentales en la vida de los discípulos y discípulas de Jesús para construir la comunidad. Hoy, que nos reunimos para la celebración dominical de la Eucaristía, la reflexión sobre el perdón nos prepara para acercarnos a comulgar, pues no podemos vivir la comunión sin la experiencia del perdón.

Homilía para el 23er domingo ordinario 2014

La corrección entre discípulos

Ord23 A 14

Los textos bíblicos que se han proclamado en esta primera parte de nuestra celebración dominical, nos invitan a vivir la corrección entre discípulos y esto como manifestación del amor al prójimo. Reflexionar en la vivencia de este mandato de Jesús, sostenido por san Pablo, nos prepara para encontrarnos sacramentalmente con Jesús en el momento de la Comunión. Por ser personas, es fácil que “la reguemos” y ofendamos a los demás. No hay que asustarnos de esto.