Un nuevo modo de ser Iglesia
La Constitución dogmática sobre la Iglesia es el documento principal del Concilio Vaticano II. Las redacciones sucesivas que surgieron en torno a él dan testimonio de la conciencia de su condición centradora y central. En este documento ha quedado expresada la propia conciencia de la Iglesia en su relación al ministerio trinitario, al destino y palabra de Jesús, a los hombres, a sus propias estructuras y fines.
La Lumen Gentium es un documento que tiene larga prehistoria de ideas, movimientos históricos, realizaciones misioneras y ecuménicas, pero tiene una historia corta. Son fundamentales tres fases que van desde el 26 de noviembre de 1960, en que se constituye, dentro de la Comisión teológica preparatoria, la subcomisión encargada de preparar el esquema De Ecclesia (Sobre la Iglesia), hasta el 21 de noviembre de 1962, en que elabora el primer proyecto. En el verano de 1962 la subcomisión entrega un esquema con 11 capítulos y un anexo dedicado a la Virgen. Del 1 al 7 de diciembre de 1962, se dedican seis sesiones a discutir el esquema sobre la Iglesia. La reacción de los Padres es casi unánimemente reticente, cuando no expresamente negativa.
Unas palabras de Mons. Elchinger, obispo de Estrasburgo, centran con exactitud el cuestionamiento y la esperanza proyectada sobre este primer esquema: “Ayer se consideraba a la Iglesia sobre todo como una Institución, hoy se la ve mucho más claramente como una comunión. Ayer se veía sobre todo al Papa, hoy estamos en presencia de los obispos unidos al Papa. Ayer se consideraba al obispo solo, hoy a los obispos como conjunto. Ayer la teología afirmaba el valor de la jerarquía, hoy se descubre al pueblo de Dios. Ayer ponía en primer plano lo que separa, hoy lo que une. Ayer la eclesiología estudiaba sobre todo la vida interna de la Iglesia, hoy la ve vuelta hacia el exterior”.
En 1963 surgirá el segundo Esquema, cuyo objetivo es conferir una estructura interna a los temas inconexos del anterior, integrando las críticas de los padres, elaborándolo desde el espíritu que se ha sugerido y proponiendo los contenidos que se habían dejado de lado. Dos textos pontificios van a resultar decisivos para la reelaboración: el discurso del Papa Juan XXIII pronunciado el 11 de octubre de 1962 en la inauguración del Concilio. El segundo texto es del Papa Pablo VI en la apertura del segundo período conciliar, el 29 de septiembre de 1963, tres ideas aportó al caminar conciliar: el diálogo de la Iglesia con el hombre y con el mundo; la Iglesia como misterio y el Cristocentrismo.
El Segundo esquema propuso cuatro capítulos: El misterio de la Iglesia, La estructura jerárquica de la Iglesia y especialmente el episcopado. El Pueblo de Dios y especialmente los laicos. La vocación a la santidad en la Iglesia. El 26 de octubre de 1963 se decidió, por sólo 40 votos de diferencia, que el capítulo sobre la Virgen María no formara un esquema aparte, sino que se integrara en el esquema sobre la Iglesia. La larga paciencia, la generosa voluntad de concordia, el esfuerzo por integrar perspectivas desde una consideración mayor en la fe común, hizo que la votación final del 18 de noviembre de 1964 lograra una paz fraternal entre los miembros del Concilio con 2 mil 96 votos positivos y sólo 23 oposiciones.
El Tercer esquema o texto final tenía como misión integrar todas las críticas manifestadas y esclarecer sobre todo la doctrina del episcopado. Aquí hay algo que ha sido el eje de la estructura constitucional de la Iglesia, y que se ha concentrado en torno al término Colegialidad. Estaba en juego toda la comprensión de la Iglesia católica y su relación con la ortodoxia y con el protestantismo.
De esta forma quedan ocho capítulos ordenados por dípticos entre sí. El primero expone el misterio de la Iglesia: en su radicalidad trinitaria y en su realización histórica. El segundo se refiere al Pueblo de Dios. Los capítulos III y IV tratan la constitución de la Iglesia; Obispos y laicos, en diversa forma, son la misma y única Iglesia. Los capítulos V y VI exponen la universal vocación a la santidad y la específica vocación a la vida religiosa. Los capítulos VII y VIII nos presentan a la vez lo que es la Iglesia consumada como totalidad y como individualidad: en los santos y en la Virgen. El 21 de noviembre de 1964 se aprobó definitivamente el texto con una fórmula significativa del Papa Pablo VI, quien a la vez le otorgó a la Virgen María el título de “Madre de la Iglesia”.
El modelo de Iglesia surgido del Concilio Vaticano II y plasmado en La Constitución Lumen Gentium está expresado en los planes diocesanos de pastoral y en los documentos sinodales de nuestra Diócesis. Tenemos la tarea de seguirlo conociendo y animando en la práctica pastoral de nuestras comunidades.
Publicación en Impreso
Edición: 127
Sección: Hagamos Memoria
Autor: P. Alfredo Monreal Sotelo
PADRE ALFREDO, GRACIAS POR COMPARTIR ESTE CAMINO HISTORICO, DE NUESTRA IGLESIA EN PROCESO ,CRECIENDO Y ENFRENTANDO REALIDADES; ANIMO EN TODOS SUS PROYECTOS Y UN GRAN SALUDO