Agitación social al ritmo de samba

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Testimonio de una mexicana sobre las manifestaciones de 2013 en Rio de Janeiro
Por: Cassandra Aragón Braun. cc78042@iteso.mx

En 2013 tuve la oportunidad de vivir un año en Rio de Janeiro y definitivamente ha sido uno de los mejores de mi vida. Antes de hacer mi viaje, cuando platicaba mis planes entre mis amigos, había dos diferentes reacciones: unos se alegraban por mí y me recomendaban que disfrutara la playa, la música y la cultura; otros se sorprendían y me decían que Brasil era peligroso y que me cuidara. La verdad es que no sabía qué esperar y nunca esperé que me iba a tocar involucrarme con ese país como si fuese mío.

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Los brasileños son personas amables, abiertas y calurosas. Cuando llegas sientes que te reciben con los brazos abiertos. Son un pueblo que ha sufrido. La corrupción no es ajena a su gobierno y en muchos casos la política es percibida por los amazónicos como un instrumento que beneficia a unos cuantos en detrimento de la mayoría. Ante los ojos del mundo Brasil es un país en crecimiento, pero en realidad es un país en el que su gente pide a gritos un cambio.

Mi impresión de los brasileños fue que hacían huelga por todo. Cuando llegué en julio del 2012 había una huelga por el aumento en el salario de los profesores de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), que mantuvo a estudiantes parados durante un semestre. Después de eso, me tocó vivir huelgas en aeropuertos, huelgas del transporte público, en fin, había huelgas por todo en todos lados.

Pero no fue sino hasta el 17 de junio que se realizó una protesta histórica, en la cual más de 100 mil brasileños salieron a las calles. Vestidos de blanco inundaron la avenida Río Branco principal de Rio de Janeiro, protestando de manera pacífica, niños, jóvenes, y adultos mayores inclusive unos bailando samba, por el aumento de 20 centavos al transporte público de 2.75 a 2.95 reales, alrededor de 19 pesos mexicanos y de 3.10 a 3.10 reales lo que representa casi 20 pesos mexicanos. Ese fue el día que inició el movimiento “Vem para rúa” que significa “ven a la calle”, que invitaba a la gente de todas las edades y estratos sociales a que fuera a manifestarse pacíficamente frente a lo que sucedía.

En la universidad había maestros y estudiantes vestidos de blanco, listos para tomar el metro e ir a la calle y demostrar su solidaridad frente al descontento que se vivía entorno al aumento del transporte. Como extranjera no pensaba ir, pero mis compañeros me convencieron. Hoy se los agradezco, fue increíble ver a tantas personas reunidas por un mismo fin, samba y música en las calles como manera de expresión.

Llegamos a las 5 de la tarde a la estación de metro Candelaria y de ahí caminamos unas cuadras a la Av. Río Branco. Como en toda manifestación masiva, ocurrieron accidentes y grupos de choque aparecieron reaccionando violentamente ante la aparición de la policía antidisturbios. Afortunadamente no me vi afectada por estos choques, ni tuve que huir de la policía, pero a partir de ese día histórico se desataron cada vez más y más manifestaciones algunas violentas, no todas.

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Esta noticia fue mundial y el hashtag#naoépor20centavos o #noespor20centavos se difundió por las redes sociales, pues con esta consigna se pretendía concientizar que el descontento no era únicamente por el aumento al transporte, sino por la inconformidad de la gente que cuestionaba las inversiones públicas en la organización de la Copa Mundial, que dejaban en segundo término las inversiones en servicios públicos, tan necesarios para la población.

Un real brasileño es el equivalente a 6.50 pesos mexicanos aproximadamente, comparado con el valor del dólar o la libra, no parece ser mucho, sin embargo los altos costos en lo servicios y alimentos básicos o el transporte hacen de Brasil uno de los países más caros para vivir. Según el diario español El País, sólo cuatro ciudades latinoamericanas se encuentran en el top 50 de ciudades más caras para residir, y tres de ellas son brasileñas. Sao Paulo en decimosegundo lugar, por encima de Río de Janeiro en el trigésimo y Brasilia la capital en el lugar cuarenta y cinco.

Así como fue de los mejores años de mi vida también fue el más difícil, pues los gastos básicos como renta y comida, eran una “fortuna” y todo corría por mi cuenta; para hacer frente a estos gastos una vez a la semana tomaba fotos en fiestas y otros tres días daba clases de zumba, así como amigos mexicanos me traían cosméticos y conseguía venderlos.

Voces Brasileñas

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Jacqueline Belmont de 29 años es una brasileña originaria de Río de Janeiro. Ella platica que Río es muy caro, la renta de una casa está en hasta 40 mil reales al año que equivalen a 260 mil pesos mexicanos y en la favela hasta 20 mil reales al año (130 mil pesos). Asegura que el gobierno está prestando demasiada atención y gastando demasiado dinero en la Copa del Mundo, y que en la misma se presentarán manifestaciones y revueltas: “los brasileños estamos hartos de tanto dinero gastado en la Copa, 2 billones de reales sólo para remodelar el Maracaná ahora imagina en las demás ciudades, los brasileños no queremos Copa ni Estadios, queremos buenos hospitales públicos que atiendan al pueblo y educación de calidad y gratuita” y abundó: “Los brasileños saldrán beneficiados de la Copa sí, pero no todos; solo el gobierno principalmente y los hoteleros, gente que tenga comercios y bienes inmuebles para rentar, y no será un beneficio permanente sino momentáneo”

Agni Hevea es un profesor de 32 años de la Universidad Católica Pontífice de Rio de Janeiro (PUC-Rio) y miembro activo de movimientos sociales que debaten la llegada de la Copa. Cuando le pregunté si estaba a favor o en contra de la llegada de la competencia futbolística me respondió que estar a favor o en contra no aclara ni problematiza una intervención política, al final aunque sea un evento de organización no gubernamental con fines lucrativos, la Copa es una cuestión política tanto para aclamar las masas, como para atraer inversiones extranjeras, es por eso que varios empresarios apoyaron el “lobby” para escoger Brasil 2014 como sede de la Copa Mundial de futbol. “Estoy a favor de lo que el deporte representa en la cultura del brasileño, en la pasión de la afición, en la fe que se le da a los niños con talento para el futbol como alguna vez lo fue Neymar, del efecto disuasivo que el deporte representa para los jóvenes y niños en no buscar participar en el crimen organizado; sin embargo, creo que la manera en la que ha sido conducida la organización tanto de la Copa Mundial, como de las Olimpiadas, ha sido con carácter elitista, antidemocrática, fraudulenta y anti economista, por eso aunque tenga el dinero para asistir a los partidos, los veré por televisión, viviré con miedo de la violencia urbana”.

Estos testimonios ponen de manifiesto la informidad que se vive entre la sociedad brasileña, respecto de la organización de la Copa Mundial. Es importante señalar que Brasil es uno de los países con mayor desigualdad económica en el mundo, en 2012 Brasil contaba con un coeficiente de GINI del 54.7, lo que nos habla de que una pequeña porción de población concentra gran parte de la riqueza del país.

Habrá que ver el Mundial con ojo crítico, y darle seguimiento a la cobertura mediática en torno a las manifestaciones para informarnos sobre lo que suceda en las calles de Brasil durante la justa deportiva, pero sobre todo habría que reflexionar en torno a la mercantilización del deporte, en detrimento del objetivo principal de estas actividades, la promoción de los valores de cooperación y de competencia así como del acercamiento entre las naciones a través de estos eventos.

El coeficiente de GINI es una medida la cual cuantifica la distribución del ingreso entre los individuos de un país. Se tiene como indicador el número 100 el cual representa una inequidad perfecta y 0 una equidad perfecta. En el caso de Brasil, este registro un índice GINI de 54.7 en 2012 comparado con un 47.2 en México en ese mismo año. Sin embargo Brasil ha logrado hacer que esta medida descienda desde el nivel de 63,3 en 1989, mientras que México lo ha reducido en mucha menor medida siendo su número de 51.1 en 1991 (Banco Mundial, 2014).

Las Favelas silenciadas

Por: Carlos Cordero

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Sao Paulo y Rio de Janeiro serán dos de las principales sedes de la Copa Mundial. Estas dos megalópolis, concentran 12 millones y 6 millones de habitantes respectivamente y son dos de las ciudades más pobladas de América. Ambas urbes son importantes para la economía brasileña, ya que albergan a los principales consorcios industriales y sobre todo a la élite financiera más influyente de Sudamérica. Sin embargo, no todo en estas ciudades es bonanza. Al interior de estas ciudades han crecido un tipo de asentamientos humanos irregulares, producto de la pobreza y la migración: las Favelas.

Las Favelas son asentamientos humanos irregulares en los que viven millones de brasileños. Estas “sub-ciudades” son el hogar de migrantes y trabajadores que no han tenido acceso a una vivienda digna debido a las condiciones de desigualdad y pobreza en las que viven. Frente a ello, la gente se ha apropiado de espacios de tierra y en ellos han construido de forma irregular complejos habitacionales, en condiciones precarias, que en ocasiones no cuentan con los servicios básicos como electricidad o drenaje.

En este contexto, las Favelas se han convertido en el refugio por excelencia de la delincuencia brasileña. Al interior se trafica con casi todo: estupefacientes, mercancía de contrabando, personas, suministros médicos, animales exóticos, entre otros. Por esta razón, el gobierno de Dilma Ruseff ha decidió emprender una campaña de limpia y silenciamiento de estos fenómenos para evitar que causen una mala impresión durante el Mundial.

Desde hace un año, el gobierno de Brasil comenzó a aplicar operativos para el decomiso de mercancía ilícita y la desarticulación de bandas criminales que operan al interior de las Favelas. En el proceso, se han cometido una siete de atrocidades en contra de la población civil, que ha sido estigmatizada por el simple hecho de vivir en las Favelas. Si bien es cierto que estos focos urbanos presentan altos índices de violencia y delincuencia, no todos sus habitantes son parte de ella. En muchas ocasiones éstos, son víctimas tanto de los grupos delictivos, como de las autoridades que en su afán por ocultar estas realidades sociales, arrestan a gente como medida intimidatoria.

El Mundial es un evento que evoca el júbilo y la alegría que despierta la afición al futbol. Sin embargo en el caso de Brasil, está representando un telón que pretende ocultar la pobreza y la desigualdad que se vive en el país cinco veces campeón del mundo.

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