Rechazar la tentación de ser como Dios

En los textos bíblicos de este domingo, el primero de la Cuaresma, nos encontramos con las tentaciones de la humanidad y con el modo de vencerlas. Nadie se ha librado de ser tentado por el Diablo, pero tampoco nadie ha quedado solo en la prueba, porque Dios ayuda. Adán y Eva vivieron esta experiencia; Jesús mismo, al terminar sus cuarenta días de retiro, oración y ayuno fue puesto a prueba por el tentador. Adán y Eva no son sólo dos personas sino toda la humanidad; en ellos vamos nosotros. En Jesús está asumida toda la humanidad, no solamente su humanidad individual. Con ellos entramos en comunión: con Adán y Eva por la inclinación al mal y por las consecuencias de haber caído en el pecado; con Jesús por el don de la gracia, por la cual recibimos la justificación. Este don lo renovaremos hoy con la Comunión sacramental para mantenernos en la lucha contra las tentaciones, como le pediremos en el Padre nuestro.