Los derechos digitales de las mujeres | En el mundo digital, tampoco hay equidad

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El término: “Derechos digitales” describe las garantías humanas que permiten a las personas acceder, usar, crear y publicar medios digitales, así como acceder y utilizar computadoras, otros dispositivos electrónicos y redes de comunicación. El término tiene estrecha relación con la protección y la realización de derechos existentes, tales como el derecho a la privacidad o la libertad de expresión, en el contexto de las nuevas tecnologías digitales, especialmente Internet.

 

Las Naciones Unidas lograron recientemente que el acceso equitativo de género a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) sea fundamental para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que establecen la agenda mundial de desarrollo hasta el 2030. Las TIC son poderosas. Estas pueden ayudar a brindar una mejor atención médica, mejor calidad de educación para todos, inclusión económica, un gobierno más responsable y mucho más. Al adoptar los ODS, todos los países se han comprometido a dar prioridad al acceso universal a la Internet y a usar las TIC para empoderar a la mujer.

 

Pero queda mucho trabajo por delante si queremos convertir esta visión en realidad. Existe una inmensa brecha de género en el acceso a Internet, a las habilidades digitales y a los derechos en línea. La investigación sobre los derechos en línea de la mujer muestra que, en muchas comunidades, las mujeres tienen 50% menos posibilidades que los hombres de acceder al servicio en línea y entre 30 y 50% menos posibilidades de usar Internet para el empoderamiento político y económico.

 

Las mujeres se enfrentan a muchas barreras, incluyendo los altos costos, la falta de conocimientos técnicos y la escasez de contenido pertinente y fortalecedor, así como los obstáculos sociales y legales que les impiden hablar libremente y de manera privada en línea. La Web Foundation y sus socios han preparado estas auditorías de género para ayudar a los países a evaluar qué necesitan hacer para superar esta división de género digital.

 

Desde 2005, la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC) trabaja para mejorar las aptitudes de utilización de las herramientas tecnológicas de las activistas y organizaciones de derechos de las mujeres, en sus esfuerzos por terminar con la violencia contra las mujeres y responder a los crecientes índices de violencia de género relacionada con la tecnología. Los casos más comunes que se documentaron fueron de asedio electrónico, acoso sexual, vigilancia, uso y manipulación no autorizados de información personal, como imágenes y videos.

 

La prevención de la Violencia contra las mujeres relacionada con las tecnologías es un factor importante para terminar ya con la violencia contra las mujeres, y contribuye además a crear un entorno seguro y protegido para las mujeres y las niñas en todos los ámbitos de la vida. Sin embargo, hasta el momento, los datos sobre la “brecha digital” entre mujeres y hombres en el uso de internet y otras TIC han sido escasos.

 

El estereotipo de que las personas pobres en el mundo en desarrollo que de manera uniforme “se han quedado” en la oscuridad de una vida sin conexión a internet es tan engañosa como la idea opuesta: el cliché donde ahora casi todas las personas hacen uso de un teléfono celular del que brotan datos de precios de mercado, información sobre salud y oportunidades para la participación ciudadana.

 

Las mujeres tienen 50% menos probabilidades de estar conectadas que los hombres en el mismo grupo de edad y con niveles similar de educación e ingreso familiar.

 

Las mujeres tienen las mismas probabilidades que los hombres de tener un teléfono celular propio, pero tienen tres veces menos posibilidades que los hombres de similar edad, nivel educativo y posición económica de usar sus teléfonos para acceder a internet.

Los impulsores socioeconómicos más importantes de la brecha de género en el acceso a las TIC son la educación y la edad. Según el ingreso, las mujeres con algún tipo de educación media o que han completado la educación media tienen seis veces más probabilidades de estar en internet que las mujeres con educación básica o menos.

 

Sin embargo, existe la posibilidad de que el empoderamiento digital sea más amplio y equitativo:

 

Una alta proporción de mujeres y hombres encuestados reconocen y valoran internet como espacio para comentar temas importantes, y dicen que internet ha hecho que sea más seguro para las mujeres expresar sus opiniones, a pesar de que aún no lo estén usando con este propósito.

 

La gran mayoría de las personas usuarias de internet proveniente de zonas urbanas pobres y a aprovechan las plataformas digitales como un vehículo para reforzar los vínculos sociales de los que a menudo depende su supervivencia, lo que sugiere que el poder de la red para mejor el capital social debería ser una vía eficaz para el empoderamiento digital.

 

La educación es una gran facilitadora para el empoderamiento digital de las mujeres, lo que sugiere oportunidades para una mayor inversión en la educación de las niñas de la mano con programas específicos de capacitación en TIC en las escuelas.

 

Las brechas de género sobre cómo los hombres y las mujeres usan internet son significativas, pero no tan grandes como las desigualdades de género en el acceso a internet. En otras palabras, una vez que las mujeres entran a internet, se estrecha la brecha entre mujeres y hombres usuarios en términos de empoderamiento digital. El desafío de la política es hacer crecer la minoría de mujeres que usan internet, y expandir su voz y opciones a una mayoría, tanto a través de la ampliación del acceso como enfrentando las barreras que impiden el empoderamiento de las mujeres.

 

En particular, las mujeres que son activas en la vida política y ciudadana “fuera de la red” no solamente tienen más probabilidades de estar conectadas, sino también tienen tres veces más probabilidades (según nivel de educación, edad e ingreso) de usar internet para expresar opiniones en asuntos importantes o polémicos que otras mujeres.  Necesitamos entender mejor esta sinergia entre la voluntad fuera y dentro de la red con el fin de aprender cómo se pueden superar las normas de género que silencian a las mujeres en ambos terrenos.

 

No se podrá cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible sobre el acceso universal a internet y empoderamiento de las mujeres a través de las TIC a menos que se diseñe específicamente una política de tecnología para enfrentar y superar las excesivas desigualdades de género, educación e ingreso.

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