Homilía para la Vigilia Pascual 2022

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La oscuridad del duelo que tenían aquellas mujeres por la muerte del Señor, quedó iluminada con su Resurrección.

Actualizar la vida nueva

Textos: Gn 1, 1-2,2; Gn 22, 1-18; Ex 14, 15-15, 1; Is 54, 5-14; Is 55, 1-11; Bar 3, 9-15. 32-4, 4; Ez 36, 16-28; Rm 6, 3-11; Lc 24, 1-12.

La Cuaresma no termina en la Semana Santa, la Semana Santa no se acaba con el Viacrucis, el Viacrucis no concluye con la muerte y sepultura de Jesús. Todo va orientado hacia la Pascua: la Cuaresma es camino de preparación para la celebración de la Pascua de Jesús; la Semana Santa nos lleva al Misterio Pascual, el Viacrucis desemboca en la XV estación: la Resurrección de Jesús. Ha sido un camino que hemos recorrido hasta llegar a escuchar esta noche la gran noticia: “Ha resucitado”. El Crucificado está vivo. Dios lo resucitó.

Las mujeres fueron al sepulcro a buscar un muerto y no lo encontraron. Lo que se encontraron, junto con el sepulcro abierto y vacío, fue a un par de varones; ellos les preguntaron por qué buscaban entre los muertos al que estaba vivo, les dijeron que había resucitado y les recordaron que ya les había anunciado que al tercer día resucitaría.

Aunque es necesaria y se experimenta con angustia, la muerte no triunfa; es vencida por la Vida. Apareció bien claro con Jesús. Este acontecimiento sucedió durante la noche. Lo recordamos al iniciar esta Vigilia en la oscuridad. Jesús resucitó durante la noche. La noche fue el único testigo, como acabamos de escuchar en el Pregón Pascual: “¡Qué noche tan dichosa! Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó del abismo”.

La oscuridad del duelo que tenían aquellas mujeres por la muerte del Señor, quedó iluminada con su Resurrección. Las tinieblas de la enfermedad, la violencia, la guerra, las desapariciones, los abusos, la muerte y todo tipo de sufrimiento, deben ser iluminados por la vida nueva iniciada por Jesús. A nosotros nos toca actualizarla hoy como Iglesia.

Además de celebrar la Resurrección, junto con María Magdalena, Juana, María (la madre de Santiago), y las demás mujeres que las acompañaban, la tenemos que anunciar a los demás, aunque no nos crean como les sucedió a ellas. Esta es la tarea de la Iglesia. Por eso, como comunidad de discípulos misioneros de Jesús en seguida renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, con lo que expresamos nuestro compromiso de seguir dando testimonio día a día, con nuestras palabras y hechos, de la Resurrección de Jesús.

16 de abril de 2022

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