En memoria del padre José García Sotelo

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Sacerdote fiel y prudente

P. Luis Antonio Villalvazo

Hace cuatro meses, su estado de salud comenzó a diezmarse. Aunque su caminar era cada vez más lento no dejó de cumplir con sus responsabilidades. Ante la pregunta: ¿cómo está Padre? “Ahí vamos caminado” decía. Su respuesta era la expresión que lo identificó a lo largo de 81 años de vida: ser una persona siempre en camino.

La operación quirúrgica de su columna vertebral, realizada en Guadalajara, encendió esperanzas. Días después llegó a Ciudad Guzmán. Sin perder la calma ni el ánimo estuvo convaleciente tres semanas en el cuarto 26 del Hospital San Vicente recibiendo visitas de sacerdotes, seminaristas y seglares. En la noche del lunes 8 de junio comenzó a sentir fuertes dolores en el pecho. Y en la madrugada del martes, según los testigos que estaban con él, comentan que en voz baja y en repetidas ocasiones, le pidió a Dios que se lo llevara. A las 4:30 de la mañana el Señor de la Vida escuchó su plegaria.

Su muerte ha sido la oportunidad para reconocer el legado que dejó este sacerdote bajo de estatura, pero de grande autoridad moral. Su testimonio y su compromiso pastoral fueron la firma en sus 48 años de vida sacerdotal. Su entrega siempre fiel fue un pan que alimentó la fe de las comunidades donde vivió su sacerdocio.

Muchos seglares de Zacoalco, Tizapán, Teocuitatlán, Tapalpa, Atoyac y de la parroquia de El Santuario de Guadalupe han tejido sus plegarias con lágrimas y los recuerdos de un pastor que mostró el camino de cómo convivir y saber vivir con Dios en comunidad atentos a las necesidades de los más desamparados.

Su presencia física se ha ido, pero su testamento sigue vivo. Fue uno de los sacerdotes forjadores del sueño e identidad de nuestra diócesis desde su nacimiento en 1972. Fue un compañero del camino. Así recordó este momento: “Daba mis primeros pasos como presbítero; tenía tres meses de ordenado sirviendo como vicario en la parroquia de Zacoalco, cuando recibimos la noticia del nacimiento de nuestra diócesis. El anuncio generó alegría, pero a la vez nos planteó el reto de cómo vivir la misión como Iglesia poniendo en práctica los sueños propuestos por el Vaticano II y la Conferencia de Medellín”.

El padre José Sánchez, compañero suyo en la etapa de formación en el Seminario de Guadalajara, en la homilía de la misa de exequias en Catedral, comentó tres rasgos de su identidad como sacerdote: “José fue un testigo fiel del amor de Dios, un profeta de la Palabra de Dios y un pastor al estilo de Jesús que vivió su sacerdocio con entrega incondicional, sin esperar recompensas ni aplausos”.

La vida de toda persona se recuerda por sus hechos. Ha habido en estos días múltiples mensajes y comentarios que reconocen las huellas del caminar del padre José. “Fue uno de los pilares de nuestra diócesis, enamorado y comprometido con el proyecto del Reino de Dios, con un don de conciliación que sólo la confianza en Dios lo da. Que el Señor de la Vida premie su entrega generosa vivida en el servicio a sus hermanos y comunidades. Hasta siempre padre José”, escribió Cristina Ramírez, agente de pastoral.

En medio de la tristeza por su deceso y de la alegría por su trayectoria, sacerdotes y seglares reconocen que el padre José García Sotelo fue un hombre fiel y prudente que construyó sobre roca.

Pbro. Luis Antonio Villalvazo

Director de El Puente. Vicario Parroquial de San Antonio. Ciudad Guzmán.

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