Homilía para el 5° domingo de Pascua 2020

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La oferta de Jesús
Los textos de la palabra de Dios que se nos ofrecen para este 5° domingo de Pascua, nos ayudan a pensar en la oferta que Jesús hace a sus discípulos y discípulas. Él se ofrece como el camino, la verdad y la vida: el camino a seguir, la verdad a conocer, escuchar, proclamar y defender, y la vida a recibir y transmitir. Esto, que es parte del seguimiento a Jesús, lo renovamos con la celebración de la Eucaristía de este domingo. Con ella, además de dar gracias a Dios por la Resurrección de Jesús su Hijo, le agradecemos el don de la maternidad en el día de las Madres y le pedimos por ellas.

La oferta de Jesús

Textos: Hch 6, 1-7; 1 Pe 2, 4-9; Jn 14, 1-12

Los textos de la palabra de Dios que se nos ofrecen para este 5° domingo de Pascua, nos ayudan a pensar en la oferta que Jesús hace a sus discípulos y discípulas. Él se ofrece como el camino, la verdad y la vida: el camino a seguir, la verdad a conocer, escuchar, proclamar y defender, y la vida a recibir y transmitir. Esto, que es parte del seguimiento a Jesús, lo renovamos con la celebración de la Eucaristía de este domingo. Con ella, además de dar gracias a Dios por la Resurrección de Jesús su Hijo, le agradecemos el don de la maternidad en el día de las Madres y le pedimos por ellas.

Las ofertas son para aprovecharse. Esto, que vivimos ordinariamente por el mundo del mercado y el consumismo, no lo vivimos en relación a Jesús. Y esto nos tiene que preocupar como miembros de la Iglesia, como discípulos suyos, porque la oferta que Él nos presenta y que es la principal para nosotros como bautizados, la ignoramos, no lo buscamos no nos atrae, ni nos interesa. Por eso san Pedro nos invita a acercarnos al Señor Jesús: “Acérquense al Señor Jesús”. Así como nos acercamos a donde hay letreros que dicen “oferta”, así nos tendríamos que acercar a Jesús. Y eso casi no sucede con los bautizados. Se ve como persona rara quien sí busca a Jesús para encontrarse con Él.

En medio de las crisis que vivían las primeras comunidades cristianas, por lo que escuchamos en la primera lectura, ellas sí buscaban a Jesús y ponían en práctica sus enseñanzas. Para los primeros cristianos Jesús era el camino, la verdad y la vida. Está bien claro en el texto de Hechos de los Apóstoles. Ante los gritos de las viudas porque estaban desatendidas y sufriendo, apareció lo que aprendieron de Jesús. Como comunidad se pusieron al servicio de los últimos.

Ante el problema se reunió la comunidad, se plantearon la necesidad, se escucharon opiniones y tomaron su decisión de elegir a siete de entre ellos para que las atendieran. Este caminito, que nosotros llamamos sinodalidad, lo aprendieron de Jesús. Se dio respuesta a la necesidad, las viudas fueron atendidas y el Evangelio se seguía proclamando, tanto de palabra como con los hechos. Está clara la vida de Jesús en medio de la comunidad a través de los diversos ministerios. Esto nos falta cultivarlo como comunidad, tanto en los barrios como a nivel parroquial. Con otras palabras, aquí en nuestra parroquia nos hace falta tener a Jesús como referente, de modo que aparezca que para nosotros es el camino, la verdad y la vida. Hemos desaprovechado la oferta que continuamente se nos hace de acercarnos como comunidad a Jesús, y le tenemos que pedir perdón a Dios.

Aquí en nuestra comunidad, al igual que en todo el sur de Jalisco, se escuchan los gritos de sufrimiento de las mamás a las que no les alcanza para el pan de cada día, de las personas ―muchas de ellas mamás― están siendo descansadas en su trabajo y sin salario, de los enfermos y personas ancianas solas que esperan la presencia de alguien, de la naturaleza que sigue siendo maltratada y destruida, de las y los indígenas que esperan ser bien tratados tanto en su trabajo como de parte de nosotros. Nosotros como comunidad permanecemos indiferentes ante todos estos gritos y no manifestamos que somos discípulos y discípulas de Aquel que es el camino, la verdad y la vida; nos falta mucho para parecernos a los primeros cristianos. Para esto necesitamos aprovechar la oferta que Jesús nos hace y hacerle caso a Pedro que nos pide acercarnos al Señor Jesús.

Con la Eucaristía de este domingo, como pueblo elegido, real, consagrado a Dios, renovemos nuestro compromiso de buscar a Jesús, acercarnos a Él, creer en su persona y su mensaje, seguirlo en su camino, para realizar las mismas obras que Él hizo y caminar hacia el Padre. La oferta está hecha y no hay que desaprovecharla. Sigamos a Jesús como camino, verdad y vida.

10 de mayo de 2020

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