Homilía para el 2º domingo de Adviento 2017
Preparar el camino al Señor
Este segundo domingo de Adviento, la Palabra de Dios nos ayuda a prepararnos para el encuentro sacramental con Jesús. Él es el centro de la celebración Eucarística y viene a nuestro encuentro para fortalecernos y seguir realizando la misión que nos encomendó. Está por llegar la Navidad, que es el acontecimiento del Nacimiento de Jesús, y también tenemos que prepararnos para celebrarla, como se prepararon los pobres de Yahvé para recibir al Mesías. Juan el Bautista dispuso a sus paisanos para la llegada del Mesías y los ayudó a encontrarse con Él.
Preparar el camino al Señor
Textos: Is 40, 1-5. 9-11; 2 Pe 3, 8-14; Mc 1, 1-8.
Este segundo domingo de Adviento, la Palabra de Dios nos ayuda a prepararnos para el encuentro sacramental con Jesús. Él es el centro de la celebración Eucarística y viene a nuestro encuentro para fortalecernos y seguir realizando la misión que nos encomendó. Está por llegar la Navidad, que es el acontecimiento del Nacimiento de Jesús, y también tenemos que prepararnos para celebrarla, como se prepararon los pobres de Yahvé para recibir al Mesías. Juan el Bautista dispuso a sus paisanos para la llegada del Mesías y los ayudó a encontrarse con Él.
En el Evangelio escuchamos el testimonio de lo que Juan realizó para disponer a la gente a recibir al Hijo de Dios. Los invitó a la conversión, a reconocer sus pecados, a arrepentirse de ellos, a comprometerse a llevar una vida nueva en la hermandad, la justicia y la solidaridad con los pobres, y los bautizaba como signo externo de la decisión del cambio de vida y de la disposición para la recepción del Mesías. Juan fue entonces el mensajero anunciado por Isaías, que le prepararía el camino al Señor. Juan es la voz que clamó en el desierto e invitó a preparar el camino del Señor viviendo la conversión y enderezando lo torcido. Esta invitación es para nosotros hoy.
En la vida se nos ofrecen muchos caminos, la mayoría para una vida cómoda, placentera, con lujos, bienestar… Lo vemos y escuchamos todos los días, sobre todo a través de los medios masivos de comunicación. Y muchas veces nos convencen. Nos dejamos llevar por el afán de tener, comprar, lucir, pasarla bien. Y nos alejamos de Jesús y su proyecto del Reino. Pocos son los caminos que se nos ofrecen para ir al encuentro de Jesús y para realizar la misión.
Con su estilo de vida y su palabra, Juan nos indica el camino para recibir a Jesús. El Bautista vivía en el desierto, en la sencillez, sin lujos, vestido con piel de camello, comiendo austeramente, encontrándose con Dios para llenar su corazón y transmitirlo a los demás. ¡Cómo nos hace falta a los bautizados llevar este estilo de vida, que favorece la apertura a Dios y a los demás, especialmente a los pobres! Y lo más importante es la disposición del corazón, de las familias, de la comunidad, con el arrepentimiento y el cambio de vida. Este es el camino para preparar la celebración de la Navidad y para seguir disponiéndonos a la segunda venida de Jesús.
Muchos de sus paisanos, nos dice san Marcos, iban con Juan, confesaban sus pecados y él los bautizaba. Los sumergía en el agua como signo de conversión. Pero aclaraba que él no era el importante; el importante venía detrás de él y lo que Juan realizaba era solamente prepararle el camino. Anunciaba que el que venía detrás bautizaría –sumergiría– en el Espíritu Santo.
A muchos de nosotros nos toca preparar el camino para que los demás se encuentren con Jesús: los papás tienen que hacer este servicio con sus hijos, los agentes de pastoral con su barrio, cada quien con sus compañeros de escuela o de trabajo. Lo tenemos que hacer con el testimonio de vida y con el anuncio del Evangelio. Hay que vivir en la austeridad, en el encuentro con Jesús, en el cumplimiento de la misión. Juan no sólo preparaba a los demás para la llegada del Mesías, sino que también él se iba preparando para recibirlo. Así nos tenemos que hacer nosotros.
Dispongámonos a recibir a Jesús en la Comunión. Asumamos el camino de la conversión para prepararnos a la celebración de la Navidad. Mantengamos la experiencia de encuentro con Jesús en la Palabra, los sacramentos, la oración, la comunidad, los pobres. Ayudemos a los demás a prepararse para vivir el encuentro con Jesús, de modo que fortalezcan el sentido de la vida.
10 de diciembre de 2017