Cirilo de Alejandría, defensor de la Madre de Dios

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Cirilo es una de las figuras más destacadas de la literatura cristiana antigua. El contenido de sus obras revela una profundidad de pensamiento, precisión y claridad de argumentación que hacen de sus escritos una fuente de primera mano para la historia de la doctrina cristiana.


El gran Padre de la Iglesia san Cirilo de Alejandría está vinculado a la controversia cristológica que llevó al Concilio de Éfeso del año 431 y a la condena de Nestorio, patriarca de Constantinopla. San Cirilo fue conocido en el oriente griego como “Custodio de la exactitud”. Es venerado como santo en oriente y en occidente; fue proclamado doctor de la Iglesia en 1882 por el Papa León XIII.

Dos días después de la muerte de Teófilo, patriarca de Alejandría, el 15 de octubre del año 412, fue elegido para sucederle su sobrino Cirilo que guió la Iglesia Alejandrina durante 32 años.

Cirilo nació en Alejandría probablemente entre los años 370 y 380, por lo cual su formación humana y teológica está ligada a esta ciudad. En el año 403 acompañó a su tío Teófilo a Constantinopla y participó en el Sínodo conocido como la Encina, que depuso al obispo de la ciudad, Juan (después conocido como Crisóstomo). Como patriarca de Alejandría es una figura discutida; expresó dureza con sus adversarios. Además luchó con empeño contra los últimos restos del paganismo. Cirilo aparece como una personalidad importante en la historia de la Iglesia y del dogma en la defensa de la ortodoxia contra la doctrina de Nestorio.

Nestorio, era un monje severo, alumno de la escuela de Antioquía y elegido patriarca de Constantinopla el año 428. El nuevo obispo afirmaba en su predicación que en Cristo hay dos personas: una persona divina que es el Logos, que mora en una persona humana, por lo cual a la Virgen María no se le podía llamar Madre de Dios (Theotókos); y por eso prefería para la Virgen María el título de Madre de Cristo (Christotókos).

La reacción de Cirilo fue casi inmediata y se desarrolló con todos los medios. En ese entonces era el máximo exponente de la cristología de Alejandría, que subrayaba con fuerza la unidad de la persona de Cristo. En su carta pascual del año 429, defendió la doctrina ortodoxa. En febrero del 430, en una segunda carta enviada a Nestorio, le señala del deber de los pastores de preservar la fe del pueblo de Dios. Posteriormente volvió a defender la doctrina de la Iglesia en una extensa encíclica dirigida a los monjes de Egipto.

El antagonismo latente se convirtió en conflicto abierto durante dos generaciones en las cuestiones cristológicas entre los dos grandes centros del oriente romano: Antioquía y Alejandría.

Después de haber cruzado sin éxito varias cartas Cirilo y Nestorio, consultaron al Papa Celestino I. Un sínodo celebrado en Roma en agosto de 430 condenó a Nestorio y aprobó la teología de Cirilo. El Papa encargó a Cirilo que comunicara la decisión a Nestorio. Cirilo redactó 12 anatemas contra la nueva herejía y las agregó a la carta del Papa, amenazando a Nestorio con la deposición y la excomunión si dentro de los diez días siguientes no retractaba sus errores.

Para evitar una ruptura violenta en la Iglesia oriental no quedaba más que la posibilidad de un Concilio general. Por eso el emperador Teodosio II, animado sobre todo por Nestorio, convocó en Éfeso a todos los metropolitanos (arzobispos) y obispos del imperio para Pentecostés del año 431. Fue una asamblea que se desarrolló de manera tumultuosa y ha sido reconocida en toda la Iglesia como el tercer Concilio Ecuménico. Allí fue proclamada la Virgen María como Madre de Dios.

El resentimiento entre Alejandría y Antioquía duró hasta 433, en que se llegó a una reconciliación. Juan de Antioquía aceptó la condenación de Nestorio; Cirilo de Alejandría firmó una profesión de fe en la que se reconocía claramente la divina maternidad de la Virgen María. Cuando Cirilo comunicó al Papa Sixto III que la paz había quedado restablecida se vio obligado a defender su cristología.

El que Cirilo llamara a María Madre de Dios, por medio de la palabra Theotókos, fue una conclusión que dedujo de la teología: Si el que nació y fue crucificado era Dios, entonces María era verdaderamente Madre de Dios. Hacía mucho tiempo que la escuela de Alejandría empleaba el título de Theotókos para expresar la maternidad divina de María. Cirilo onsideró además esta palabra Theotókos como una especie de compendio de cristología, porque supone en Cristo la unidad de persona y las dos naturalezas: divina y humana.

Después de realizar un ministerio incansable y ser firme testigo de Jesucristo. Cirilio murió el 27 de junio del año 444.

Publicación en Impreso

Número de Edición: 114
Autores: P. Alfredo Monreal
Sección de Impreso: Hagamos Memoria

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