La proximidad y el periodismo regional
Rosa Eugenia García Gómez
Cuando estudié para dedicarme al periodismo recuerdo que uno de mis profesores más queridos nos decía, “Si las personas supieran cómo se hace un periódico, lo leerían de rodillas”. Quienes hacen periodismo no por una retribución económica sino más bien centrados en la aportación social real de información cuyo único interés es el bien público, saben perfectamente a lo que se refería aquel docente.
Letra fría hace periodismo desde hace 9 años allá en Autlán y la zona de la sierra de Amula. Sí, lo realiza desde la región. Sus periodistas pulsan y viven los problemas que reportan; ellos y ellas generan verdadero periodismo de proximidad. Son hombres y mujeres comprometidos a los que seguramente muchos que se jactan de ser de la vieja escuela y sus aliados, los pueden acusar de ingenuos y desfasados de un sistema que está preestablecido por la costumbre, anquilosado y vendido, -de eso acusaba Rafael Rodríguez Castañeda en su obra de 1993, Prensa vendida-, como una manera de mirarlos por un ejercicio informativo que quien no sabe de ética periodística y principios deontológicos simplemente no puede entender.
Hacer periodismo en el contexto de Letra fría, como lo hacen otros medios regionales como El Puente y El suspicaz significa invertir tiempo en investigar y generar historias que importan y pueden hacer la diferencia a personas de la región Sur de Jalisco.
No es periodismo menos importante como lo pudiera pensar una mente influenciada por el centralismo que caracteriza a este país y a muchas decisiones que desde la política y los altos emporios económicos nos han acostumbrado. Es periodismo útil, comprometido y ciertamente difícil de hacer. Es el periodismo vinculado a la gente que vive su día a día en pequeñas ciudades y poblaciones rurales, personas de a pie, de la bola, de la cotidianidad, así pues, como ustedes y yo.