Con dolores de parto

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Asambleas para la evaluación del Cuarto Plan Diocesano de Pastoral

Comparamos esta situación a los dolores de parto, que indican la intensidad del sufrimiento, la angustia y el dolor fecundo por la vida que nace

Por: P. J. Lorenzo Guzmán J., Párroco de Huescalapa, y P. Manuel Torres Panduro, Párroco de San Gabriel

El proceso de evaluación del Cuarto Plan Diocesano de Pastoral está diseñado para dos años: el 2017 y el 2018. En la Décima Asamblea Diocesana Post-sinodal, programada para el 19 y 20 de abril, se compartirá lo evaluado en relación a las dos prioridades en lo social: la promoción de la vida digna del pueblo y el cuidado y defensa de la Creación.

A pesar de conocerlos por sus nombres, apodos y modo de vivir, se está muy lejos de los jóvenes (Foto J. Lorenzo Guzmán J.) (4)

La evaluación se realiza en Asambleas desde el nivel de base, para descubrir qué tanto se ha crecido como Iglesia en los barrios, colonias y ranchos. En este artículo compartimos dos experiencias de Asamblea, una comunitaria en Huescalapa y otra parroquial en San Gabriel.

Asamblea comunitaria en Huescalapa

El Barrio 3 de la parroquia de Huescalapa, encomendado a la Virgen de Guadalupe, se reúne los miércoles para la evaluación del Plan Diocesano. Se convocan los servidores de la comunidad con una finalidad doble: evaluar su vida de Iglesia y reanimar la experiencia de Asamblea, abandonada en los últimos años.

En su reunión del 28 de febrero evaluaron lo realizado como barrio en relación a la promoción de la vida digna del pueblo. Allí coordinadores del grupo de base, catequistas, ministros de la Comunión, jefes de barrio y catequistas de pre-bautismales.

Al preguntarse por las manifestaciones del empobrecimiento, señalaron que el papá y la mamá tienen que trabajar, dejando muchas veces solos a sus hijos y con el riesgo de que luego vengan las separaciones.

Se comentó que el empobrecimiento influye en todo, tanto para la atención a la familia como para la participación en las cosas de la comunidad. “Llega uno bien cansado del trabajo”, comentaron tres de las participantes.

Aunque como barrio no se ha platicado sobre la violencia en la comunidad, inmediatamente señalaron el bullying. Dijeron además que hay robos a casas habitación, consumo de droga desde los adolescentes y violencia en muchas parejas. Se vio con preocupación que los niños platiquen de secuestros y sicarios como algo ya ordinario y que los vean como un ejemplo a seguir.

El barrio se está reorganizando en su vida comunitaria, pues estaba muerto en servicios. Piensan seguir trabajando con jóvenes, para motivarlos a participar; atendiendo a sus enfermos y ancianos y vieron la necesidad de trabajar en la prevención a niños y adolescentes para que la violencia no siga creciendo.

Asamblea parroquial en San Gabriel

El 13 de diciembre se llevó a cabo una Asamblea Parroquial con la representación de barrios y ranchos. Hicimos una reflexión de fe, a la luz de la Carta a los Romanos 8,18-27, sobre el momento en que nos encontramos de la evaluación en lo social.

Teniendo en cuenta la situación, caímos en la cuenta de los gritos del tiempo presente. La Asamblea dijo que se está manifestando un empobrecimiento grande; los productos del campo no valen y los campesinos rentan su tierra y bosques a empresas privadas que la dejan estropeada. Las familias se enfrentan a las enfermedades peligrosas, algunas mortales. Tenemos migrantes de otros estados que trabajan en invernaderos y en el campo. A esto se suma el consumismo desenfrenado.

El deterioro ambiental lo vemos día con día en la escasez de agua en los hogares, la tala inmoderada de árboles, el uso de agroquímicos en los cultivos de parte de empresas y agricultores, la basura tirada por caminos, ríos y llanos.

La Asamblea reconoció que a Dios le duele tanto el sufrimiento de los pobres y de la creación como el desinterés personal y comunitario ante ese sufrimiento.

Enseguida nos preguntamos qué nos pide Dios. Entre otras cosas se dijo: “revisar nuestro caminar e historia, salir de nuestro estancamiento y seguir caminando, estar atentos a lo que pasa en la comunidad y detectar las personas más vulnerables, rescatar los planes y ponerlos en práctica”.

Como parroquia es necesario tener unidad, fomentar el trabajo de Consejos Comunitarios con el fin de involucrar a toda la comunidad, dar un buen testimonio a las nuevas generaciones de trabajo por el bien común. Como servidores de la comunidad debemos capacitarnos constantemente y estar unidos a otros servidores de la Diócesis.

Mirando bien las cosas, la vida la tenemos muy deteriorada y sin embargo cada día nace la esperanza de hombres y mujeres libres, amados por Dios y llamados a hacer renacer la vida cada día. Comparamos esta situación a los dolores de parto, que indican la intensidad del sufrimiento, la angustia y el dolor fecundo por la vida que nace.

Dios nos hace reaccionar y nos dice que estamos en un camino agotador, pero lleno de esperanza. De ahí que la evaluación del Plan es signo esperanzador.

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