Bailar toda la noche por San Sebastián

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La noche fría se ruboriza al sentir el calor de un ochón encendido, antorcha de ocote que ilumina la ofrenda de quien espera con fe la respuesta de San Sebastián. El Tololo baila toda la noche al lado de su Colorada, incansables reproducen en la danza la eterna lucha del moro y el cristiano.

La fiesta en honor a San Sebastián que se realiza en Gómez Farías es una celebración envuelta entre la fe y la tradición arraigada en los pobladores. El profesor Secundino Caudillo oriundo de esta región explicó la originalidad de la fiesta: “A San Sebastián lo festejamos por su protección contra la peste. Es una fiesta tan llena de color y misticismo que hace temblar cada minúscula parte del cuerpo”. La abuela del profesor le narró que la fiesta al santo comenzó hace alrededor de 150 años.

La imagen peregrina de San Sebastián hace su viaje los días 19 y 20 de enero. Sale de la casa del Mayordomo Grande para primero visitar en el templo a la propia imagen de San Sebastián. Ahí se encienden las luminarias que son unas pilas de leña que se colocan alrededor del castillo, para que no se humedezca la pólvora. San Sebastián, el peregrino, se queda hasta la quema del castillo. Al finalizar, la imagen visita durante toda la noche a las diferentes casas en donde se convierte en el invitado de honor.

Diez familias del pueblo pidieron el favor de San Sebastián para protegerse de la peste y a cambio juraron recibirlo cada año y ofrecerle su danza. El profe Secundino agregó: “Hasta ahora han mantenido la tradición. Además las personas que aspiran a recibir a San Sebastián en su casa se acercan a los Mayordomos y les piden que su santo los visite”.

Al llegar al a casa elegida, la familia anfitriona recibe con las puerta abiertas al Santo, mientras fuera de la casa los Tololos y las Coloradas ofrendan su baile. El profe Secundino comentó: “A San Sebastián se les festeja bailando toda la noche; en los dos días de velada a cada una de las casas a las que visita, se le bailan tres piezas y después la familia anfitriona obsequia a los invitados una canela con pan, unos tamales o lo que sus posibilidades les permiten”.

Las Coloradas y los Tololos son los bailarines. Originalmente las Coloradas eran las esposas de los Tololos, aunque ahora la danza ya no es exclusiva de los matrimonios. A las Coloradas se le nombra así porque visten una falda de paño negro con listones de colores bordados en la parte de abajo, un blusa blanca adornada con flores y una media sevillana que cubre la espalda en color rojo adornada con unos moños, que representan cada uno de los milagros en los que San Sebastián ha intercedido. En la cabeza llevan un sombrero que tiene un paliacate amarrado: “Por eso les nombran las Coloradas, porque desde lejos sólo puedes ver unas manchas rojas danzando”.

Los Tololos visten un calzón, camisa de manta y un zarape de lana, en la cabeza usan un sombrero que recortan por los lados y le dejan una visera por la parte de enfrente que adornan con una mota o una media luna, que representa a los moros y a los cristianos, la lucha del no creyente y el convertido. Y para iluminar durante toda la velada se hace con un ochón, que es como una antorcha hecha con ocote que traen en la mano.

Esta fiesta culmina el 21 de enero en que se entrega la imagen de San Sebastián peregrino al Mayordomo chico, quien lo tendrá en su casa aproximadamente hasta Julio, la parte restante del año lo tendrá el Mayordomo grande.

Hay tres mayordomos. El Chico, El Grande y el Mayordomo de la Fiesta del Templo: “también se le hace una misa de función el 20 de enero y la organiza el Mayordomo del Templo a quien se designa con una rifa”.

Los otros dos Mayordomos son elegidos de otra manera: “una de ellas es que el Mayordomo Grande le ofrezca el cargo a una persona en quien ha visto cualidades para el cargo. La otra es que una persona pida al Mayordomo ser su sucesor”.

Originalmente se acostumbraba que el Mayordomo eligiera a su sucesor, el Profe narró la manera en que esto sucedía: “El Mayordomo Grande llegaba a la casa de quien él quería que lo sucediera en el cargo con unas barricas de ponche, y ya que lo tenía tomado, le ofrecía el cargo para que le dijera que sí”.

La fe mueve montañas y logra que la esperanza dance toda la noche en busca de una nueva ilusión; fortalece los corazones y nutre la creencia de un mejor mañana; a pesar de su desvelo o la fatiga cargada de toda la noche, el Tololo al lado de su Colorada espera con nostalgia la próxima velada.

Publicación en Impreso

Número de Edición: 115
Autores: Claudia Barragán
Sección de Impreso: Pinceladas

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