Página Diocesana

Homilía para el 24º domingo ordinario 2013

Dios Padre y Madre misericordioso

Textos: Ex 32, 7-11. 13-14; 1 Tim 1, 12-17; Lc 15, 1-32.

Ordinario 24 C 001

Dios es Padre y Madre misericordioso. Así lo describió Jesús cuando fariseos y escribas lo criticaron porque permitía que publicanos y pecadores se le acercaran. Esto era prácticamente imposible para los escribas y fariseos, que se sentían puros y buenos y no querían contaminarse por el contacto con personas consideradas pecadoras. A Jesús le interesaba dar a conocer a Dios, su Padre, como una persona misericordiosa que busca a los pecadores para perdonarlos.

Homilía para el 23er domingo ordinario 2013

Condiciones para seguir a Jesús

Textos: Sb 9, 13-19; Flm 9-10. 12-17; Lc 14, 25-33.

Ordinario 23 C 001

Jesús iba de camino hacia Jerusalén. Su camino pasaría por la experiencia de la Cruz. De repente, como nos narra san Lucas, se dirigió a sus discípulos y les aclaró las condiciones para seguirlo. En esa experiencia de seguimiento, el más importante es Jesús. Todo lo demás: la familia, el dinero y los bienes materiales, incluso la propia persona, pasan a segundo término. Es importante que también nosotros lo tengamos en cuenta para prepararnos a recibir hoy la Comunión.

Homilía para el 22º domingo ordinario 2103

Humillarse

Textos: Eclo 3, 19-21. 30-31; Hb 12, 18-19. 22-24; Lc 14, 1. 7-14.

Ordinario 22 C 001

A propósito de lo que vio en la casa de un jefe de fariseos, a donde había ido a comer, Jesús da una gran enseñanza, la cual no debemos ignorar sino integrarla a nuestro modo de ubicarnos en la vida. Captó que los demás invitados al banquete escogían los lugares de honor. Jesús pide, por una parte, que no busquemos los primeros lugares o los puestos de honor; y, por otra, que aprendamos a humillarnos, a buscar el último lugar, a ubicarnos como los últimos.

Homilía para el 21er domingo ordinario 2013

Esforzarse

Textos: Is 66, 18-21; Hb 12, 5-7. 11-13; Lc 13, 22-30.

Ordinario 21 C 001

Jesús iba hacia Jerusalén. Se dirigía al encuentro de la cruz. En ese camino le preguntaron sobre la salvación: si era cierto que pocos la alcanzaban. Jesús no respondió si sí o si no. Más bien hizo una invitación, que no es solo para quienes lo escuchaban en aquella ocasión sino para los discípulos y discípulas de todos los tiempos; es para quienes quieran salvarse. Jesús invita a entrar por la puerta, pero aclara que esa puerta es angosta; y dice que hay que esforzarse.

Homilía para el 20º domingo ordinario 2013

Jesús viene a dividir

Textos: Jr 38, 4-6. 8-10; Hb 12, 1-4; Lc 12, 49-53.

Ordinario 20 C 001

En el texto del Evangelio que escuchamos, Jesús dice que no vino a traer la paz sino la división. Y señala lo que sucederá incluso a lo interno de las familias. Esta división anunciada por Jesús es consecuencia de su misión y no su proyecto de vida. Él no quiere que las personas vivamos en guerra, en conflictos y desavenencias. Reflexionar sobre esto que Jesús dice nos ayuda a revisar nuestras opciones como discípulos suyos y nos prepara para la Comunión sacramental.

Homilía para el 19º domingo ordinario 2013

No temer

Textos: Sb 18, 6-9; Hb 11, 1-2. 8-19; Lc 12, 32-48.

Ordinario 19 C 001

En el texto del Evangelio Jesús invita a sus discípulos y discípulas a vivir la confianza. Cuando una persona le dice a otra: “no temas”, le provoca seguridad, confianza, tranquilidad. Y si esta expresión va acompañada de otras palabras como: “aquí estoy”, “estoy contigo”, “no pasa nada”, entonces la persona que las escucha se siente respaldada, sobre todo si está en un peligro, un problema o una dificultad. Así nos dice Jesús hoy, pero lo hace en relación al Reino de Dios.

Homilía para el 18º domingo ordinario 2013

No ser avarientos

Textos: Ecl 1, 2; 2, 21-23; Col 13, 1-5. 9-11; Lc 12, 13-21.

Ordinario 18 C 001

En este domingo la Palabra de Dios nos ayuda a pensar en una de las mayores tentaciones en la vida humana: la avaricia. Es la tentación por acumular, por atesorar, por tener más y más… y más. El tener da poder y el poder hace a la persona sentirse grande, pasar por encima de los demás, abajarlos. Jesús nos previene sobre esta actitud. Lo hace a propósito de la queja que una persona le dio de que su hermano no quería compartir la herencia con él.