Homilía para el 33er domingo ordinario 2019

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La preocupación principal
Este domingo estamos viviendo como Iglesia la III Jornada Mundial de los Pobres, creada y animada por el Papa Francisco. Con ella se nos recuerda que, en el corazón de las comunidades, y por tanto en la nuestra, los pobres deben estar en el centro de atención y en el objetivo de la misión. Con la Eucaristía renovamos esta tarea, que es esencial a la vida de la Iglesia.

La preocupación principal

Textos: Mal 3, 19-20; 2 Tes 3, 7-12; Lc 21, 5-19

Este domingo estamos viviendo como Iglesia la III Jornada Mundial de los Pobres, creada y animada por el Papa Francisco. Con ella se nos recuerda que, en el corazón de las comunidades, y por tanto en la nuestra, los pobres deben estar en el centro de atención y en el objetivo de la misión. Con la Eucaristía renovamos esta tarea, que es esencial a la vida de la Iglesia.

En el Evangelio, Jesús remarca que la principal preocupación en la vida de sus discípulos y discípulas debe ser dar testimonio de Él. Y este testimonio tiene que aparecer bien claro en la atención hacia los pobres y descartados de la comunidad. La preocupación principal de las comunidades no debe estar en la construcción o embellecimiento de los templos o capillas, sino en los que sufren por las injusticias sociales, por enfermedad o por situaciones familiares. Esto lo debemos tener en cuenta si tomamos en serio el anuncio que Jesús hizo sobre el templo de Jerusalén.

Algunos judíos alababan lo sólido del templo y la belleza de sus adornos. Jesús profetizó que de todo eso no quedaría piedra sobre piedra, porque sería destruido. De hecho, así sucedió en el año 70, cuando toda la ciudad fue destruida por el emperador romano Tito.

La noticia causó sensación en quienes lo escuchaban y preguntaban sobre la fecha y los signos de que ya estaría por suceder. Las noticias sensacionalistas llaman mucho la atención, incitan al morbo y llevan al chisme. Así nos pasa hoy con las noticias de muertes, violencia, destrucción, accidentes. Queremos ver el momento de la tragedia y generalmente no nos conmovemos ante el sufrimiento de las personas implicadas en esas situaciones. Son tantas que ya no nos dicen nada porque el corazón se nos ha endurecido y lo tenemos anestesiado. Jesús no se dejó llevar por la pregunta. Más bien señaló algunas situaciones ante las que ellos deberían estar atentos: la aparición de falsos mesías, las noticias de guerras, revueltas, terremotos, epidemias, hambre y señales prodigiosas en el cielo. Junto con esto les dijo dos cosas: una, que no se preocuparan porque todavía no era el fin; la otra, que antes de todo eso, ellos deberían dar testimonio de Él, incluso con la vida.

Esto del testimonio es lo que a nosotros nos debería preocupar y más bien nos pesa. Como que eso es para algunas pocas personas y no para nosotros. Nos cuesta trabajo esforzarnos por vivir como discípulos y discípulas de Jesús, personal y comunitariamente. Como que eso nada tendría que ver con nuestra condición cristiana y si estamos bautizados, si comulgamos, si recibimos la Confirmación, es precisamente para ser testigos de Jesús. Y un punto de referencia para ver si somos o no buenos cristianos es si tenemos en nuestro corazón a los pobres, si vivimos la solidaridad entre pobres y con ellos, si estamos organizados como comunidad (barrio o parroquia) para atender a los enfermos, a los migrantes, a los indígenas, a los borrachitos y desechados por todos.

Jesús insistió en esto. Dijo que vivir como Él traería dificultades y conflictos, como el odio, la traición, la persecución, la cárcel, los juicios, la condena a muerte, la muerte misma. Sus discípulos tenemos que dar testimonio, viviendo de la misma manera y experimentando las mismas consecuencias por realizar la misión al servicio del Reino. Ciertamente no dejará solos a quienes den testimonio de esta manera, sino que los asistirá con su Espíritu y les promete la vida en plenitud.

Dispongámonos a recibir la Comunión sacramental, para renovar nuestra condición de bautizados, para fortalecernos y asumir nuestros compromisos como comunidad de discípulos y discípulas de Jesús, para dar testimonio de Él con la atención prioritaria a los pobres de nuestra comunidad.

17 de noviembre de 2019

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