Retos del nuevo Consejo del IEPCJ

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Finalmente se consumó la crónica de una muerte anunciada y en la designación de los consejeros del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco (IEPCJ), las fracciones parlamentarias del Congreso local se repartieron los siete lugares disponibles: Partido Revolucionario Institucional (PRI) dos, entre éstos la presidencia; Acción Nacional (PAN) tres; Partido de la Revolución Democrática (PRD)-PRI uno; Partido Verde (PVEM)-PRI, uno. La ciudadanía brilló por su ausencia y a pesar de que podíamos encontrar entre los aspirantes a personas de reconocida trayectoria y calidad moral, simplemente no aparecieron entre las “cartitas intercambiables” de los legisladores. El reparto de cuotas que tuvimos el domingo pasado sólo dejó una certeza por demás evidente: el IEPCJ no es un organismo público autónomo ni ciudadanizado.

A este consejo partidizado le vienen una serie de retos que necesariamente deberán sortear en su periodo y que desde mi particular forma de mirar la realidad, serían los siguientes:

Regulación de las precampañas de facto. No es ningún secreto que estamos en un escenario de campañas políticas adelantadas, los priístas Aristóteles Sandoval y Miguel Castro desean ser los abanderados de su partido, Enrique Alfaro se perfila como candidato a gobernador por algunos sectores de la izquierda, Herbert Taylor y Fernando Guzmán Pérez Peláez pretenden contender por el blanquiazul y cada uno de ellos deberá posicionarse adentro de su propio partido para lograr la ansiada candidatura. Todos ellos saben que a la par de su tarea como servidores públicos, necesitan capitalizar todas sus acciones para irse posicionando en la mente de las personas como buenos prospectos para ser los nuevos inquilinos de Casa Jalisco y por lo tanto entre más se acerquen los momentos de designación de candidatos, estas precampañas de facto se intensificarán. ¿Qué harán los nuevos consejeros del IEPCJ? ¿Los exhortarán a no hacerlo? ¿Impulsarán reformas que impidan estas acciones? ¿Podrán colaborar con la democratización hacia el interior de los institutos políticos? Habrá que ver cómo se conducen.

Legitimidad política. Por la forma como se constituyó este consejo, necesitarán recuperar la legitimidad perdida, deslindarse de quienes los colocaron en el puesto y hacernos creer a toda la ciudadanía que son autónomos y que velarán ante todo por el respeto de los derechos de las y los jaliscienses. El punto de partida en la labor de los consejeros no es un punto cero, más bien comienzan con un saldo negativo, por lo que tendrán que remontar la idea de que están vinculados a partidos y/o precandidatos, ¿lo lograrán? Habrá que ver cómo comienzan su actuación.

Participación ciudadana. El tema ausente en este proceso y quizá durante toda la gestión de los anteriores consejeros es la participación ciudadana. Luego del último informe de David Gómez Álvarez, se confirmo que el IEPCJ es una institución que organiza elecciones, pero que no promueve suficientemente el involucramiento de la ciudadanía en los asuntos públicos. Como ya lo había señalado en un artículo reciente, será imprescindible para el nuevo consejo retomar este tema de agenda y generar verdaderos espacios de interlocución con las organizaciones de la sociedad civil, sabiendo que quizá sea el único camino para rescatar al Instituto Electoral de la excesiva intromisión de los partidos políticos, aunque por el perfil de los nuevos consejeros, este punto sea un sueño guajiro.

Control de gasto de partidos y promoción de campañas austeras. Éste es un tema muy sensible para la ciudadanía, en un escenario de crisis económica resulta inmoral el despilfarro que vemos en las campañas electorales. El nuevo Consejo del IEPCJ deberá promover y convencer a los partidos de que las estrategias ostentosas y plagadas de marketing político cada vez son menos creíbles y que la ciudadanía espera debate de propuestas y planteamiento de soluciones. La aparición de las nuevas tecnologías de la información, la realización de campañas políticas creativas, la transparencia en el uso de los recursos y sobre todo la discusión de ideas, debería permear a los procesos electorales. Esto tendría un beneficio adicional frente al contexto actual: campañas baratas alejan la tentación y la posibilidad de infiltrar dinero procedente de actividades ilícitas a los procesos de elección popular.

Ciudadanización. Un aporte fundamental de los consejeros recién nombrados sería que pusieran las bases para que el siguiente consejo asegurara dos cosas: que los miembros que conducen ese organismo sean personas que efectivamente representen los intereses de la sociedad civil y que la equidad de género y la representatividad territorial de todo Jalisco sean efectivas. El hecho de que la clase política sólo decida en función de sus intereses genera por la vía de los hechos procesos de exclusión.

Impulso de la democracia participativa. Con la posibilidad de que el proyecto de la construcción de la línea 2 del Macrobus sea sometido al consenso ciudadano, éste puede representar el inicio de que en Jalisco empecemos a ejercer algunas modalidades de la democracia participativa. Tener una ley que no se usa tiene poco sentido y no es por el simple hecho de echar mano de estos recursos, se trata de que cada vez más decisiones tengan el respaldo de los habitantes de este estado. Eso sin duda reforzaría la endeble democracia con la que contamos.

Al terminar de redactar y releer esta serie de buenos deseos, pretendo abonar a mejorar las condiciones de la vida democrática de Jalisco, sin embargo, la experiencia diría que nada de lo anterior sucederá, ojalá me sorprendan… ¿Se podrá rescatar a sí mismo el IEPCJ?

Columna Publicada Originalmente en La Jornada Jalisco

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