Por este camino corre el abandono

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La carretera estatal de Zapotlán a El Grullo que comunica a seis municipios de las regiones Sur y Sierra de Amula del estado de Jalisco, es un ejemplo del abandono del Gobierno Estatal a sus responsabilidades mínimas. La vía está en mal estado y representa riesgo para los automovilistas. Su abandono es producto del Plan de Gobierno que sigue la lógica del capital y no de las necesidades humanas”.

Son cien kilómetros de carretera que se parecen a una muela con caries, e igual que el problema dental es el origen de dolores, incomodidades e inseguridades. Este camino es el acceso geográficamente más eficiente para unir a dos regiones de Jalisco y salvar características terrestres: se mete en las entrañas de la Sierra del Nevado y se extiende en la planicie que años antes estuvo en llamas y fue fuente de inspiración de Juan Rulfo.

La carretera construida y administrada por el Gobierno del estado, desde Zapotlán el Grande hasta El Grullo, son 98 kilómetros. Pasa por territorios de los municipios de San Gabriel, Tuxcacuesco, Tonaya y El Limón. Es una vía del Sur de Jalisco a la Costa Sur que también es utilizada por población de los municipios que van desde Unión de Tula a Casimiro Castillo, Autlán y Tolimán.

El viento fresco de la sierra, con aroma a pino, se cuela por las ventanas de los vehículos. Al llegar al crucero de Cuatro Caminos, el clima y el panorama mutan en largas planicies sembradas de agave. El horizonte se pierde en lejanos montes que son la barrera del valle que termina en Autlán. Como hace décadas, personas van y vienen; el intercambio cultural y comercial es entrañable y añejo.

La carretera es transitada por autobuses de pasajeros que hacen seis viajes de ida y vuelta cada día. Es un servicio usado en su mayoría por estudiantes que van a las ciudades de Autlán y Ciudad Guzmán. Es tránsito común de personas que viven en las poblaciones que acuden a otras localidades cercanas, principalmente los maestros. También la usan los comerciantes en pequeño, y por supuesto, las grandes compañías de agroproductos instaladas en el llano.

Baches, desniveles y derrumbes


Una carretera en mal estado tiene consecuencias en varias esferas de la vida social. La principal es el riesgo inminente de un accidente vehicular, producto de una descompostura mecánica; también es posible una volcadura por rodear un bache o un choque por perder el control. Están presentes afectaciones a nivel económico a los comerciantes de negocios pequeños, que son mayoría en la zona y ven cómo sus costos de producción aumentan al pasar más tiempo en carretera y mandar con más frecuencia sus vehículos al taller.

Pero también está el sentido humano. Más tiempo dedicado al transporte es forzosamente menos tiempo dedicado a la familia, a las actividades deportivas o incluso a cuestiones laborales. Una carretera en mal estado obliga a pasar más tiempo en el transporte.

La baja calidad del asfalto ha hecho que la carretera sea un remiendo sobre remiendo. Lo constata la pluralidad de colores grises oscuros que avisan de las desapariciones más recientes de baches, hasta llegar al gris opaco, parecido a la arena. Desde el crucero Cuatro Caminos hasta Zapotlán es zona de baches. No es gratuito que sea la parte de la carretera más transitada por los camiones que trasladan agroproductos a Guadalajara y Colima procedentes de las agroindustrias que están instaladas en la zona. Es un pavimento que no resiste el peso y se rompe, formando zonas en donde es imposible transitar y es necesario invadir el otro carril.

En tiempo de lluvias el riesgo aumenta con pozos, que llegan a medir hasta 20 centímetros de profundidad y que por el agua que almacenan es imposible medir el riesgo. Camiones y vehículos particulares no pueden acelerar a más de 45km/h. El tiempo promedio de transporte ha aumentado en los últimos meses porque la situación se agravó. Desde el crucero de Cuatro Caminos hacia El Grullo los problemas son diferentes, los desniveles sustituyen a los baches. Hay que tomar el volante con fuerza, pues un momento las llantas están en el suelo y al siguiente vuelan al ser impulsadas por las «lomitas» que se forman.

El tema ya provocó movilizaciones ciudadanas. A finales de mayo y principios de junio, vecinos y usuarios de la carretera la bloquearon en un par de ocasiones en demanda de que se reparara, sobre todo en el tramo del crucero Cuatro Caminos a Ciudad Guzmán.

El corresponsal Francisco Rodríguez Farías del periódico, de cobertura regional, Ocho Columnas publicó el 22 de mayo: «A través de sus autoridades municipales, vecinos de San Gabriel, Tolimán y Zapotitlán de Vadillo hicieron pública también su inconformidad, lo mismo que habitantes de Tuxcacuesco, Tonaya, El Limón, El Grullo, Unión de Tula, Ejutla, Autlán y otros municipios de estas regiones Sierra de Amula y Costa Sur, que continuamente tienen que viajar a Ciudad Guzmán y que enfrentan severos problemas por la cantidad de baches que presenta la ruta en algunos tramos, sobre todo a su paso por la parte baja del Parque Nacional del Nevado». Medios locales de Ciudad Guzmán y Autlán también dieron cuenta de estas manifestaciones.
La problemática se ha tocado incluso en las esferas de gobierno. Pero, los hechos confirman que a lo que se refiere a carreteras estatales la realidad es que la administración estatal de Emilio González Márquez no tiene respuestas. En este año destinó apenas 50 millones de pesos para reparar toda la red de carreteras del estado. 300 millones menos que el año anterior y mucho menos del mínimo necesario. Las movilizaciones provocaron que hubiera la promesa de un rebacheo. Algunos baches se taparon, pero a las primeras lluvias volvieron a aparecer. Las soluciones del Gobierno Estatal son desechables. Duran lo mismo que la presión en los medios de comunicación.

Causas del deterioro

En el pasado esta carretera fue una vía de comercio importante. Los planes centralistas de los últimos gobiernos son influidos por una dinámica global que ignora los procesos locales y así diseñaron un futuro en el que los territorios del Llano en Llamas no caben. Hay una imagen que lo constata. La fuente es el Plan Estatal de Desarrollo del Gobierno de Francisco Ramírez Acuña, que en este rubro, ha seguido el gobierno actual.

Es un mapa de México que establece las rutas comerciales y de desarrollo que habrá de gestionarse con recursos públicos. Jalisco es un eje prioritario, con entrada y salida de mercancías desde el puerto de Manzanillo. Luego desde Guadalajara, la distribución se canaliza a tres rumbos: al norte del país, vía Sinaloa y Sonora, con salida en Tijuana. El segundo también es el norte, pero vía Monterrey. Y el tercero, es al Distrito Federal y, desde ahí, hacia el Golfo de México. Al observar únicamente a Jalisco, el desarrollo se centra en la Zona Metropolitana de Guadalajara –datos de la Secretaría de Promoción Económica reconoce que en la última década cinco municipios han recibido el 78% de la inversión de Jalisco- una ruta de desarrollo es hacia Ciudad Guzmán, la otra a Puerto Vallarta. Una pasa por Costa Sur y llega a Barra de Navidad y Manzanillo.

En medio no hay nada. No es prioritario. Ahí está la carretera. Y no sólo la carretera, sino como consecuencia de este abandono, algunos de los municipios con menos población de Jalisco, son víctimas de la migración ante la falta de oportunidades, de empleo, excluidos de un modelo del Plan de Desarrollo Estatal.

De acuerdo al Conteo de población más reciente del 2005 –todavía no están disponibles los resultados del Censo 2010- municipios ubicados en esta área del estado no contemplada para desarrollarse son San Gabriel con14 mil habitantes. El Limón 2 mil 600 habitantes y Tuxcacuesco con 5 mil 500 habitantes.

Dos caminos: uno es exigir, el otro solidarizarse

Cuando el proyecto de gobierno deshumaniza obliga a la reflexión y a la acción. Los ciudadanos no cuentan con los recursos ni tienen las facultades para organizar una tarea de reconstruir la carretera. Pero no por eso la alternativa debe ser la pasividad.

Una conciencia política unida y solidaria obliga a varias acciones. La primera es la de estar bien informado para exigir a las autoridades cumplir con sus obligaciones para todos a quienes les sirven. Una segunda, es mostrar solidaridad con los grupos organizados que buscan, con sentido y en base a un proyecto, resolver las problemáticas, pidiendo y exigiendo que en las políticas de gobierno haya planes incluyentes que tengan como eje a las personas y no sólo los intereses globales del capital.
Hay acciones fuera del ámbito que concierne a la clase política. La problemática de la carretera reducirá los riesgos en la medida que los ciudadanos adopten prácticas más de respeto y solidaridad al conducir con los otros conductores; de ayuda y cuidado mutuo al estar consciente que ya es mucha agresión los cientos de baches como para conducir con excesos de velocidad por carreteras en mal estado.

El usar menos el automóvil y el compartirlo con vecinos o conocidos, hará que menos coches transiten; es una manera eficaz para reducir el consumo y fomentar la convivencia humana. El reto es ponerle vida a los caminos por donde actualmente corre la negligencia, la desorganización y el abandono.

Publicación en Impreso

Número de Edición: 103
Sección de Impreso: De Viaje por el Sur
Autor: Carlos Efrén Rangel

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