Los ciudadanos serán protagonistas

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Análisis del inicio de las campañas electorales

Lo deseable es que sean campañas austeras, donde las prácticas de la compra y coacción del voto sean erradicadas por completo, donde las autoridades electorales se comporten a la altura de la democracia que todos aspiramos crear.

Por: Jorge Rocha

Luego de un inservible periodo de intercampañas, donde lo más relevante fue el escándalo generado por el video viralizado de la “Niña Bien”, donde tanto el ITESO como MORENA se deslindaron de su elaboración, ahora pasamos al periodo de campaña que será a dos tiempos, la primera fase ya comenzó, y tanto los candidatos a legisladores federales como los contendientes a la presidencia y a la gubernatura, ya comenzaron con sus actividades proselitistas. En un mes más comenzará la segunda fase con las campañas de los candidatos a presidentes municipales.

Recordemos que entre diciembre de 2017 a febrero de 2018 tuvimos el periodo de precampañas, que como ya dijimos antes fue una verdadera simulación, luego tuvimos las intercampañas que en términos democráticos y de educación ciudadana no dejaron nada a la población; y ahora comenzamos las campañas electorales para elegir, en el caso de Jalisco a presidente de México, a gobernador de Jalisco, a dos fórmulas de senadores, a 20 diputados federales (antes eran 19), a 38 diputados locales y a 125 presidentes municipales y sus respectivas planillas de regidores.

Lo que viene para las campañas

Serán tres meses, donde después de un muy prolongado proceso pre-electoral, todos los aspirantes a puestos de elección popular tratarán de convencer a su electorado de que los ciudadanos voten por ellos y por sus fórmulas.

Lo deseable es que sean campañas austeras, donde las prácticas de la compra y coacción del voto sean erradicadas por completo, donde las autoridades electorales se comporten a la altura de la democracia que todos aspiramos crear, que los candidatos a puestos de elección popular centren sus apariciones públicas en explicar los “cómos” de sus planteamientos, que los debates entre contendientes realmente ayuden a contrastar las ideas en el marco de un espacio constructivo, que la ciudadanía exija a los partidos a elevar el nivel de la discusión pública, que el discernimiento del voto sea la forma como los votantes encaren este proceso electoral.

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Es deseable que las encuestadoras no cedan ante las presiones de dar resultados amañados y que efectivamente contribuyan a que los ciudadanos tengan mejores elementos para tomar su decisión en torno a los puestos que deberán elegir, también que los medios de comunicación generen información que contribuya al debate y que haga coberturas de las campañas en la mayor imparcialidad posible, que los poderes económicos y fácticos no pretendan influir en la decisión de los votantes a través del ejercicio de su poder; y que al final de la contienda los perdedores de los procesos acepten las derrotas y colaboren a que el proceso de entrega de la administración pública sea lo más civilizado posible; y que todo esto en su conjunto abone a mejorar la calidad de la democracia mexicana y jalisciense.

Todo lo anteriormente dicho está en la esfera de lo ideal, de lo que muchos especialistas señalan como el “deber ser” de un proceso electoral que surge y desemboca en una democracia sólida y robusta. Sin embargo la evidencia empírica en nuestro país expresa casi lo diametralmente opuesto, es decir, todo apunta a que tendremos campañas basadas en emociones y jingles sin contenido, en la descalificación de los adversarios, en la propagación de campañas negras a través de redes sociales, en campañas electorales marcadas por el derroche de recursos y en la pretensión de comprar y coaccionar el voto, con autoridades electorales incapaces de controlar a los actores políticos, con Partidos que llevarán el debate público al nivel más bajo posible, con ciudadanos hartos de las campañas y con muy poco interés en lo que suceda en la vida pública, con poderes fácticos tratando de llevar el “agua a su molino” para que los candidatos electos se adapten a sus necesidades, con medios de comunicación centrados en dar a conocer información irrelevante y sin importancia, con elecciones con conflictos post electorales y elecciones judicializadas; y todo esto dejando como saldo una democracia cada vez más dañada y precaria en la que la mayor parte de las personas se sienten cada vez más a disgusto.

Desde mi punto de vista el actor clave para que suceda una u otra cosa son los ciudadanos, que tienen que convertirse en los verdaderos protagonistas de las campañas y que, con sus exigencias de congruencia y soluciones concretas a los candidatos, son los que pueden marcar el derrotero de este proceso electoral; y entonces dejar en un segundo lugar a los Partidos Políticos y a sus candidatos.

Nos acostumbramos a cederles el protagonismo de las elecciones a la clase política, pero no debería ser así, la decisión fundamental será la que los ciudadanos tomen cuando estén frente a las urnas y todo este proceso debería girar en torno a este imperativo, todo lo demás es accesorio.

El voto diferenciado en Jalisco

A principios del año, El Semanario Arquidiocesano de Guadalajara publicó una encuesta de preferencias electorales realizada por la encuestadora Polimetrix, además de los resultados ya conocidos, hay otro tipo de hallazgos muy interesantes que arroja este trabajo, que a continuación expongo y que muestra cómo la ciudadanía de Jalisco tiene una manera de votar cada vez más compleja:

Si analizamos los resultados por regiones, en todo el estado la prioridad más importante es el problema de la inseguridad pública, sin embargo, en la segunda necesidad más sentida hay diferencias. Para los habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) esta necesidad es el combate a la corrupción, mientras que en las regiones del estado es la demanda de la obra pública.

En cuanto a las fortalezas de los candidatos, tanto Andrés Manuel López Obrador, Enrique Alfaro y Pedro Kumamoto mantienen su preferencia electoral más positiva en la ZMG, sin embargo, en las regiones pierden un poco de presencia y se fortalecen los candidatos del PRI (Miguel Castro y José Antonio Meade). El caso más drástico en esta diferenciación es la de Pedro Kumamoto, que en la ZMG tiene una preferencia electoral del 53%, pero en las regiones baja hasta el 33.3%.

Si revisamos los resultados por género, también hay algunas diferencias. En el caso de las prioridades tanto mujeres como hombres, coinciden que la mayor preocupación es la inseguridad pública, sin embargo, en la segunda necesidad más sentida los hombres colocan el combate a la corrupción y las mujeres la demanda de obra pública. En lo que respecta a las candidaturas, los hombres tienen mayor simpatía por Andrés Manuel López Obrador que las mujeres; y en lo referente al estado, Enrique Alfaro es mejor evaluado por las mujeres que por los hombres. En lo que respeta al llamado anti-priismo, éste es más fuerte en hombres que en mujeres.

También se confirma que la tendencia a diferenciar el voto en los próximos comicios puede ser muy grande en el estado de Jalisco, sólo por citar algunos casos. De los jaliscienses que piensan votar por López Obrador a la presidencia (27%), 57.4% dice que votará por Enrique Alfaro para gobernador de Jalisco y 56% expresa que su voto para la senaduría será para Pedro Kumamoto. Otro ejemplo es el siguiente, de los ciudadanos que piensan votar por Pedro Kumamoto para ser senador por Jalisco (49.4%), 30.6% dice que votará por López Obrador para presidente y 47.1% expresa que su voto será para Enrique Alfaro a la gubernatura.

Estos datos reconfirman que el electorado en el estado de Jalisco tiende a sofisticarse y que los electores analizan su preferencia electoral por cada elección independientemente de las otras, es decir, ya no se hace el voto en cascada (donde se vota todo por el mismo Partido) y por lo tanto los actores políticos tendrán cada vez mayor dificultad para transferir sus simpatías hacia sus partidos o hacia otros candidatos.

Todos estos datos son sólo aproximaciones que pueden cambiar en las campañas electorales.

El reto de los ciudadanos

Como se ha señalado en otros momentos, las llamadas fake news estarán a la orden del día y los ciudadanos deberán primero discriminar entre lo verdadero y lo falso; y luego, tendrán que contrastar las propuestas de los distintos actores políticos con el fin de hacer la mejor elección de acuerdo a lo que cada uno piense es lo más necesario para el país, para el estado y para el municipio.

Vienen unos comicios muy intensos y complicados y como dije antes, los ciudadanos deberán de ser los protagonistas principales de esta elección en lugar de los mismos de siempre, si no las cosas no cambiarán.

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