Las duras palabras de Francisco

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Por Jorge Rocha

 

En el siguiente texto analizaré los mensajes y los signos políticos del Papa Francisco en su visita a México, a la par de recuperar las reacciones de otros actores sociopolíticos y los debates que se suscitaron en la opinión pública al respecto de este acontecimiento.

Lo primero que debemos tomar en cuenta es que en esta visita del Obispo de Roma hubo varias agendas en disputa que buscaron sobresalir en el espacio público; por un lado está la de la clase política mexicana que pretendía salir favorecida al mostrarse cercanos al sentir del pueblo de México y tratar de generar empatía con los discursos y mensajes del Sumo Pontífice, a pesar de que no en pocas ocasiones su desempeño es contrario a lo que el Papa ha pedido. Pudimos ver a mandatarios estatales y federales acudiendo a actos litúrgicos cuando en la cotidianeidad no lo hacen. Este tipo de acciones suscitaron un fuerte debate en la opinión pública sobre la laicidad del Estado Mexicano. Al respecto podemos decir que la libertad religiosa es un derecho fundamental y nadie puede prohibir que un mexicano pueda profesar una religión, sin embargo para el que escribe, el asunto que realmente resulta problemático en este tema es la utilización de recursos públicos en este tipo de eventos. Este tipo de gastos tendrían que ser plenamente transparentados y justificados, porque en este caso sí se puede generar un perjuicio a los ciudadanos ya que los recursos públicos en principio no pueden ni deben ser usados en este tipo de acontecimientos.

Otra de los intereses que en esos días se disputaron la agenda mediática son los de los propios medios de comunicación, que realizaron las coberturas de acuerdo con sus necesidades. Algunos pocos subrayaron los aspectos conflictivos y resaltaron las denuncias de Francisco a la situación sociopolítica de México; otros, los más, destacaron los aspectos más emocionales y que siguen reforzando que la vivencia de fe es un ejercicio individualista e intimista.

La tercera agenda que protagonizó durante la visita del Papa, son los temas que abandera el Episcopado de México, que también tenía interés de poner algunos asuntos sobre la mesa y destacar algunas de sus prioridades. Esta agenda fue la menos favorecida en esta visita, ya que los Obispos fueron poco visibles.

La otra agenda que por supuesto estuvo presente en la visita del Sumo Pontífice son las temáticas que el mismo Papa Francisco puso sobre la mesa. A continuación se describen.

Condenar la pobreza y la exclusión  que viven muchos mexicanos fue uno de los temas transversales y recurrentes del Papa Francisco en sus distintos mensajes. El Sumo Pontífice atribuye que una de las causas de esta cultura del “descarte” es la dinámica capitalista de acumulación que hace que el dinero sea el valor primordial y que se sobrepone a todo, incluyendo a las personas. Incluso en su alocución en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas pidió que se diseñaran y aprobaran leyes para combatir la pobreza en las familias.

La violencia hacia los jóvenes fue otro de los temas centrales en los discursos del Papa Francisco, donde resaltó que no se puede seguir condenando a los jóvenes a entrar en las redes de la delincuencia organizada por la falta de oportunidades para llevar una vida digna. De varias maneras el Sumo Pontífice recalcó que es necesario abordar el problema de la violencia desde una mirada evangélica y valiente.

Como era de esperarse, el Obispo de Roma abordó el tema del cuidado del medio ambiente en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, donde expresó que estamos ante la peor crisis ambiental de la historia y que era necesario que no sólo en México, sino en todo el planeta se hiciera algo al respecto. En este sentido el Sumo Pontífice retomó los planteamientos que ya había hecho en su Encíclica Laudato Sí.

El Papa Francisco puso como protagonistas de su discurso a los pueblos indígenas de México, de los que revaloró sus saberes y cultura, exaltó su manera de cuidar el medio ambiente y sobre todo nos invitó a que pidiéramos perdón a estas culturas originarias que por siglos fueron excluidas y despojadas de sus territorios. Dos gestos que resultaron transcendentes en este mensaje fue que parte de la Liturgia en la misa en San Cristóbal de las Casas se realizó en las lenguas indígenas de aquel estado, además de que el Papa Francisco oró en la tumba de Don Samuel Ruiz García, que fue un reconocido defensor de los Pueblos Indígenas de México. En otros artículos he publicado como la agenda indígena está ausente del discurso de la clase política, y en esta visita el Papa Francisco los volvió a colocar en el centro del debate y de la atención.

En las actividades en la Catedral Metropolitana y en la Eucaristía en Morelia, Michoacán, el Papa Francisco les exigió tanto a los Obispos como los sacerdotes un testimonio de vida y una acción pastoral más intensa y más adecuada para responder a las necesidades del Pueblo de México. Para el Episcopado el Papa pidió más transparencia, alejarse de las tentaciones del poder político y del capital, los exhortó a dejar de ser “Príncipes” para convertirse en una comunidad que sea capaz de denunciar no en lo genérico, sino en lo particular las situaciones de injusticia que se viven en la Nación, sobre todo aquellas que atentan contra los jóvenes. Además el Sumo Pontífice invitó los Obispos mexicanos a estar cerca de las necesidades de sus sacerdotes. Por otro lado a los Presbíteros les exigió dejar de ser “funcionarios” o “empleados” de las empresas de Dios, para realmente convertirse en pastores de sus comunidades, incluso puso como referente de entrega a sus feligreses a Vasco de Quiroga como un ejemplo de lo que tendría que ser un sacerdote en su campo de acción. Frente al problema de violencia que se vive en el país, el Papa Francisco les pidió a los sacerdotes no caer en la tentación de la resignación, que es la peor de todas, ya que con ella nos condenamos a que todo siga como está.

Las palabras que estuvieron dirigidas a los clérigos del país estuvieron muy lejos de la complacencia y más bien expresaron una fuerte autocrítica hacia la forma como en general la Iglesia en México ha encarado los problemas sociales que viven el país, e invitó a Obispos y sacerdotes a salir de este letargo para acercarse de forma más decidida a las necesidades de las y los mexicanos.

En el encuentro con los presos en ciudad Juárez, Chihuahua, que fue uno de los más emotivos de la visita, el Papa Francisco puso en entredicho que los problemas de inseguridad que se viven en México se van a resolver a través de modelos basados sólo en una perspectiva policial. Para el Obispo de Roma la sociedad mexicana debe pedir perdón a sus reos por orillarlos a ponerse en esa situación, ya que son las causas estructurales (violencia, falta de oportunidades y de acceso a los derechos básicos) los que provocan que las personas comentan delitos.

Siguiendo con esta misma línea, el Sumo Pontífice ante empresarios y obreros comentó que la pobreza es el origen de la violencia y del narcotráfico, y que por ello para mejorar las condiciones de vida de muchas personas, en el momento de negociar las prestaciones laborales, es necesario “perder” algo para que todos ganen. Además el lucro y el capital no pueden estar por encima de las personas, ya que esta dinámica permite la existencia de la cultura del descarte. Con este mensaje el Obispo de Roma reafirmó la postura que ha mantenido durante todo su pontificado de criticar frontalmente las dinámicas capitalistas que se han impuesto en el planeta y que tiene como resultado una fuerte exclusión de personas.

En Ciudad Juárez el ilustre visitante calificó a los problemas asociados a la migración como una grave crisis humanitaria, en este caso, de carácter planetario. Para el Papa Francisco la migración sigue siendo uno de los grandes retos para la Iglesia Universal y en su discurso agradeció y reconoció la labor de asistencia humanitaria y de promoción de los derechos que realizan muchas organizaciones civiles y eclesiales hacia los migrantes que recorren el país.

Dos de los temas ausentes de la visita y que su omisión resultó muy polémica para cierto sector de la sociedad mexicana fueron la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y las repercusiones de la pederastia. Para algunos colectivos e intelectuales ambos asuntos estuvieron presentes entre líneas y no era necesario que el Papa se enfocara en situaciones específicas, para otros grupos y opinadores del país, el Sumo Pontífice perdió la oportunidad de denunciar estos atropellos y dar consuelo a las víctimas. Lo que es un hecho es que Ayotzinapa y la pederastia estuvieron presentes sin ser citadas por el Papa Francisco, que en su viaje de regreso a Roma, Italia, intentó explicar estas ausencias.

Lo que es un hecho es que los efectos y los ecos de la visita del Papa Francisco a México sólo dependerá de los que estamos aquí, ya que sí los mensajes no lograron calar hondo en la conciencia de católicos y no católicos, no pasará de un recuerdo muy emotivo, pero poco productivo, sin embargo si las palabras del Obispo de Roma pueden propiciar cambios en la manera de pensar y de proceder, entonces la visita habrá resultado todo un éxito.

1 pensamiento sobre “Las duras palabras de Francisco

  1. Es importante que retomemos cada una de las palabras del Papa, ya que tomó temas estructurales, que cuestionan la situación real que estamos viviendo eso quiere decir que está muy bien informado de lo que pasa en México y la fuerza que la Iglesia Católica tiene por eso nos sacude fuertemente para que no nos quedemos sólo esperando sino actuemos en la construcción del reino aquí en la tierra.

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