El puente no está roto, sólo es poco transitado

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Ganan 50 pesos al día y eso cuando hay trabajo. Hay años en los que con lo que cosechan, apenas alcanzan a llenar tres costales de frijol o maíz. Si tuvieron oportunidad, porque algunos de ellos no, estudiaron hasta tercero de primaria. Son servidores de su comunidad, caminan hasta seis horas para ir a la catequesis a alguna ranchería. Así es la vida de quienes vinieron desde Chiapas a la Diócesis de Ciudad Guzmán, con motivo de los quince años de la misión en la parroquia de Pantelhó, experiencia que se ha compartido con Zamora Pico de Oro.

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4 personas visitaron a la Diócesis de Ciudad Guzmán entre del 19 al 26 de febrero con la finalidad de intercambiar experiencias. De la parroquia de Santa Catarina en Pantelhó, vinieron: José de Jesús López Jiménez, Mauricio Guerrero, Marcos Pérez Hernández y su esposa Antonia López Hernández, Juan Pérez Gómez y su esposa Crescencia López López, Vicente Hernández Santis, las hermanas consagradas Sebastiana y Micaela. De la parroquia de José y María en Marqués de Comillas, llegaron Guadalupe, Ismael, Miguel y Ramiro. Todos acompañados por el P. Francisco Mejía Urzúa, actual párroco en Pantelhó.

Los encuentros se realizaron en cinco vicarías, en el Seminario y con el Sr. Obispo Don Rafael León Villegas. En cada uno de ellos se tocó un tema distinto. En Techaluta, con la Tercera Vicaría el tema fue: “Trabajo con la madre tierra”. En Usmajac donde se realizó el encuentro con la Segunda Vicaría, se compartió el “Ministerio de los catequistas”. Con la Cuarta Vicaría, convocada en Tuxcueca, se reflexionó sobre “Teología indígena”. La experiencia compartida en Zapotiltic con la Quinta Vicaría fue la de “Pueblo creyente”. Por último, en la Primera Vicaría y con los candidatos a Diáconos permanentes de la Diócesis, se intercambiaron las vivencias de “Diaconado permanente”. La Sexta Vicaría se organizó para participar tanto en Techaluta como en Usmajac.

El puente se transita poco

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Los entonces Obispos de la Diócesis de San Cristóbal Don Samuel Ruiz y Don Raúl Vera, fueron quienes hicieron la invitación a asumir la parroquia misión en Pantelhó. Esto se vio como una oportunidad para que se estableciera un puente entre las dos Iglesias particulares, puente que se convirtiera en canal de “continua y eficaz comunicación entre el personal que labore en la Misión y el equipo de apoyo y toda la Diócesis, como fuente de motivación permanente y mutua” de acuerdo a lo escrito por el P. José Preciado Preciado el 24 de noviembre de 1997, cuando se estaba en el proceso de preparación para asumir la parroquia de Santa Catarina.

Cuando se le comentó que hay voces que afirman que el puente ya se rompió, el P. Francisco Mejía respondió: “ese puente no está roto, yo más bien veo que al paso de los años menos gente lo transita, tanto de allá para acá como de aquí para allá”. Se ha disminuido la comunicación existente en un principio.

El intercambio de experiencias remueve la comunicación

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Con el deseo de disponer el corazón para los trabajos de Dios, cada encuentro inició con una oración al estilo de la cultura maya: con el baile del caracol, que recuerda y manifiesta que el tiempo es de Dios, que lleva a escuchar el corazón de Dios para partir del interior y hacer resonancia en las comunidades. Luego siguió una oración alrededor del altar, en la que se invitó a descubrir el camino de Dios y de la humanidad.

Animados por la oración y la danza, tanto los visitantes como los anfitriones compartieron su palabra y experiencia como servidores. Arrodillados ante el altar, al final del intercambio, se ofreció el fruto de la vida y caminar de las Diócesis hermanas.

Al escuchar la vida y misión de los catequistas de Chiapas, se captó una sencilla pero no menos desafiante actitud de profunda confianza en Dios, que se vio como urgente y necesaria en el corazón de cada servidor y servidora. Para realizar las tareas a favor de la construcción de comunidades al servicio del Reino, ellos ponen en manos de Papá-Mamá Dios su familia, su trabajo, su salud, su alimento, sus recursos y bienes, para iniciar su caminar –frecuentemente hasta de seis horas–, por las veredas que comunican a sus pequeñas comunidades.

A la orilla del Lago de Chapala, se oró con las trece candelas blancas, para ir luego al templo parroquial de Tuxcueca. Primero algunas parroquias de la Cuarta Vicaría compartieron su experiencia. Enseguida, convencidos de que la sabiduría de Dios está en la mente y el corazón de sus abuelas y abuelos, y se expresa con la palabra y se transmite a los demás, los chiapanecos compartieron cómo hacen la Teología india. Dijeron cómo y dónde sus abuelas y abuelos alcanzaron a ver la vida y la sabiduría de Mamá-Papá Dios, que les dio vida y se la transmitieron a sus retoños que son sus hijas e hijos.

De frente a los problemas y dificultades, ante la falta de justicia, la organización diocesana llamada Pueblo Creyente anuncia el proyecto de vida que Dios tiene para todos. Así describieron su vivencia: “Hacemos peregrinación cuando hay causas que ya no se pueden soportar, y lo hacemos a pie, porque somos el Pueblo de Dios que camina, somos el rostro de Dios que sufre. Pueblo creyente denuncia abiertamente la opresión de los ricos y de los malos gobiernos. La lucha del Pueblo creyente es pacífica y se funda en la Palabra de Dios, la oración y el ayuno, pero sobre todo en el deseo de construir la justicia y la paz”. A su vez, las parroquias de la Quinta Vicaría compartieron algunas experiencias de economía solidaria, lombri-composta, cooperativa de ahorro y crédito, medicina natural y promoción de la salud.

En las instalaciones del Seminario Mayor se sintió una gran sintonía al compartir las experiencias del diaconado permanente. Apareció muy claro cómo los hermanos indígenas, de manera comprometida y organizada, viven su servicio en medio de la pobreza y trabajan la dimensión comunitaria. A pesar de las amenazas y problemáticas que se les presentan, lo realizan todo con gusto y por amor al proyecto de vida que reconocen es de Papá-Mamá Dios. Primero algunos hermanos de Chiapas y enseguida unos de Ciudad Guzmán, compartieron cómo fue su llamado a ser candidatos al diaconado, el trabajo que realizan, lo que les anima en su corazón y los problemas han encontrado en este trabajo, todo junto con su esposa.

El encuentro reanima la relación entre las dos Diócesis

La visita de los hermanos y hermanas de Chiapas ha venido a reanimar el tránsito por el puente, establecido desde 1998 entre esta Diócesis y la de San Cristóbal de las Casas de la que forman parte las parroquias de Santa Catarina y de José y María. El hecho mismo de su visita, pero principalmente el convivir, orar juntos, intercambiar experiencias, animarse mutuamente, vuelve el interés por fortalecer la comunicación.

Así lo expresó el P. Francisco al final de la visita: “el haber venido este grupo y compartir estas experiencias tan importantes de los catequistas, del cuidado de la madre tierra, lo que se ha venido compartiendo del ministerio de los candidatos al Diaconado permanente, del Pueblo creyente, yo he sentido que ha habido mucho interés en los laicos y laicas que se han convocado en los diferentes lugares”.

Al despedirse de la Segunda Vicaría, uno de los participantes les dijo al respecto: “Ustedes han sembrado en nosotros el ánimo, la esperanza, son signos del Reino de Dios, como la semilla que brota por sí misma, ya sea que estemos dormidos o despiertos”.

Y se exteriorizó el deseo de seguir fructificando, tanto aquí como allá.

Los visitantes se manifestaron en el mismo sentido: “Yo siento que está motivando mucho y lo veo en los hermanos y hermanas que han venido y lo dicen ellos mismos; incluso los hermanos de parroquia José y María lo han dicho en estos días: ‘¿y por qué no también establecer el puente con nuestra parroquia, dicen ellos, con José y María, no sólo con Pantelhó?”, comentó el P. Urzúa.

Los hermanos y hermanas de la Diócesis de San Cristóbal ya hicieron su recorrido hasta el Sur de Jalisco. Falta volver a transitar por el puente en la dirección Ciudad Guzmán a Pantelhó.

Publicación en Impreso

Edición: 126
Sección: Iglesia en Camino
Autor: Lorenzo Guzmán Jiménez

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