Homilía del Domingo Mundial de las Misiones 2011

“Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio”

Textos: Zac 8, 20-23; Rm 10, 9-18; Mc 16, 15-20.

“Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio” (Mc 16, 15). Este mandato de Jesús a los Once resume el ser y el quehacer de la Iglesia. La Iglesia está entonces para evangelizar. Para eso es y eso tiene que hacer siempre, no más. Con el texto del Evangelio, proclamado en este Domingo Mundial de las Misiones, se nos recuerda una vez más nuestra tarea como miembros de la Iglesia: si recibimos el Bautismo y la Confirmación fue precisamente para evangelizar.

Homilía del 29º domingo ordinario 2011

“¿De quién es esta imagen?”

Textos: Is 45, 1. 4-6; 1Tes 1, 1-5; Mt 22, 15-21.

“¿De quién es esta imagen?” (Mt 22, 20). Esta pregunta orienta el texto del Evangelio que acabamos de escuchar y la respuesta que Jesús da a aquellos hipócritas que le preguntan si es lícito o no pagar el tributo al César. El emperador romano se había apropiado el lugar de Dios, al grado de tener grabado en las monedas su propia imagen con la inscripción: “Tiberio César, Hijo augusto del Divino Augusto. Pontífice Máximo”. Así estaba diseñada la moneda del tributo.

Homilía del 28º domingo ordinario 2011

“No quisieron ir. […] No hicieron caso”

Textos: Is 25, 6-10; Flp 4, 12-14. 19-20; Mt 221, 1-14.

“No quisieron ir. […] No hicieron caso” (Mt 22, 3. 5). Así describió Jesús la actitud de los invitados principales al banquete que el rey preparó para celebrar el matrimonio de su hijo. En cambio, muchos que no estaban ni siquiera invitados a esa fiesta llenaron el salón. Con esta parábola, Jesús nos describe la dinámica del Reino de Dios al que todos y todas estamos invitados a participar. Aunque para poder participar en la vida del Reino se exige una opción de vida.

Homilía del 27º domingo ordinario 2011

“Para pedir su parte de los frutos a los viñadores”

Textos: Is 5, 1-7; Flp 4, 6-9; Mt 21, 33-43.

“Envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores” (Mt 21, 34). Esto fue lo que hizo el propietario de la viña cuando se llegó el tiempo de la cosecha y venta de las uvas, según la parábola que acabamos de escuchar. Dios, que es el dueño del viñedo, pide los frutos de su pueblo. Su pueblo es el viñedo, según nos cuenta el profeta Isaías en la primera lectura. Los viñadores a quienes se les piden los frutos son los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo.

Homilía del 26º domingo ordinario 2011

“Hijo, ve a trabajar hoy en la viña”

Textos: Ez 18, 25-28; Flp 2, 1-11; Mt 21, 28-32.

“Hijo, ve a trabajar hoy en la viña” (Mt 21, 28). Con estas palabras el papá de la parábola que acabamos de escuchar, se dirigió a sus dos hijos para comunicarles su voluntad. Solo uno, el segundo, como reconocieron los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo, obedeció a su papá. Con esta parábola, Jesús nos hace una invitación y una advertencia. Nos invita a que cumplamos la voluntad de Dios; nos advierte que si no lo hacemos, quedaremos fuera del Reino.

Homilía del 25º domingo ordinario 2011

“Creyeron que recibirían más”

Textos: Is 55, 6-9; Flp 1, 20-24. 27; Mt 20, 1-16.

“Creyeron que recibirían más” (Mt 20, 10). Con estas palabras Jesús describe la actitud y el modo de pensar de aquellos trabajadores, contratados al amanecer para trabajar en la viña. Aparece en ellos la ambición, la envidia y la intolerancia, que quizá están presentes en nosotros. Jesús dibuja además la bondad, misericordia y solidaridad del propietario de aquella viña, que nos muestra el modo de ser de Dios. Esas actitudes deberían brotar del fondo de nuestro corazón.