Homilía para el 15º domingo ordinario 2013

Encuentro religioso

Textos: Dt 30, 10-14; Col 1, 15-20; Lc 10, 25-37.

Ordinario 15 C 001

Este domingo el Señor nos recuerda en su Palabra escrita, especialmente en el Evangelio, una de las dimensiones centrales de nuestra condición cristiana: la vivencia del mandamiento del amor. Para ser católicos no basta con tener los sacramentos, es indispensable amar a quienes sufren a la orilla de la sociedad. Esto lo descubrimos en una de las parábolas más bonitas del Evangelio, la del buen samaritano, en la que Jesús nos narra un verdadero encuentro religioso.

Homilía para el 12º domingo ordinario 2103

Seguir al Crucificado

Textos: Zac 12, 10-11; 13, 1; Gal 3, 26-29; Lc 9, 18-24.

Ordinario 12 C 1

Este domingo nos encontramos en el Evangelio con una pregunta que Jesús hizo a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que soy yo?” (Lc 9, 18). Esa misma pregunta se la planteó a ellos: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” (v. 20). La pregunta es para nosotros hoy: ¿Qué decimos de Jesús? ¿Quién es Él para nosotros? ¿Quién es Jesús para mí? Las respuestas dadas se prolongan en la experiencia de seguirlo en su camino hacia la cruz. Debemos pues seguir al Crucificado.

Homilía para el 11er domingo ordinario 2103

Amar, ser misericordiosos, perdonar

Textos: 2 Sam 12, 7-10. 13; Gal 2, 16. 19-21; Lc 7, 36-8, 3.

Ordinario 11 C 001

Hoy, por ser el Día del Señor, nos hemos reunido para celebrar la Eucaristía. Dios nos alimenta primero con su Palabra, que nos llama al amor, a la misericordia y al perdón. Al reflexionarla nos preparamos para recibir el otro alimento de Dios: su Hijo Jesús que se hace Pan y Vino para nosotros. Jesús se sentó a la mesa en casa de un fariseo, llamado Simón, como escuchamos en el Evangelio. Ahí con una mujer –pecadora pública– vivió el amor, la misericordia y el perdón.

Homilía para el 10º domingo ordinario 2013

Compasión

Textos: 1 Re 17, 17-24; Gal 1, 11-19; Lc 7, 11-17.

Ordinario 10 C 001

Estamos reunidos nuevamente en domingo como Iglesia para celebrar la Eucaristía. El Señor Jesús, el vencedor de la muerte, nos ha convocado para alimentarnos con su Palabra y con su Cuerpo y Sangre. Su presencia entre nosotros nos alegra, su Palabra nos orienta en relación a lo que tenemos que hacer como discípulos suyos, su Cuerpo y Sangre nos fortalecen para ir a confortar, tender la mano, servir, dar vida. Jesús nos enseña a ser compasivos con quienes sufren.