Homilía para el 4º domingo de Pascua 2018

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Escuchar y seguir al Buen Pastor

Pascua4 B 18

Este domingo Jesús se presenta como el Buen Pastor. Nos encontramos con Él en nuestra condición de ovejas suyas, lo hacemos como rebaño en esta Asamblea, para alimentarnos de su Palabra y de su Carne, y para seguirlo en la construcción de la comunidad y en la búsqueda de la vida digna. Con esta Eucaristía nos unimos a la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones; pedimos a Dios que no falten servidores laicos y consagrados en la vida de nuestras comunidades.

Escuchar y seguir al Buen Pastor

Textos: Hch 4, 8-12; 1 Jn 3, 1-2; Jn 10, 11-18

Pascua4 B 18

Este domingo Jesús se presenta como el Buen Pastor. Nos encontramos con Él en nuestra condición de ovejas suyas, lo hacemos como rebaño en esta Asamblea, para alimentarnos de su Palabra y de su Carne, y para seguirlo en la construcción de la comunidad y en la búsqueda de la vida digna. Con esta Eucaristía nos unimos a la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones; pedimos a Dios que no falten servidores laicos y consagrados en la vida de nuestras comunidades.

Jesús estaba dirigiéndose a los fariseos. Muchos de ellos eran responsables de conducir la vida del pueblo judío y no lo estaban realizando con fidelidad sino viendo sus propios intereses. Jesús se presentó como el Pastor que da la vida por sus ovejas, que las conoce y se deja conocer por ellas, que les habla y las reúne a todas en un solo rebaño, que las defiende del lobo; a diferencia de los que trabajan por un salario y fácilmente se aprovechan de ellas, las abandonan en los peligros y las dejan morir, porque ni son sus pastores ni les interesan las ovejas.

Jesús fue dando su vida día a día en el anuncio del Reino, el servicio, la entrega, las curaciones, el perdón, el compartir y la dio totalmente en la cruz por toda la humanidad. Hoy le agradecemos a Dios esta entrega de su Hijo, con la que cumplió su anuncio de que daba su vida porque Él quería y no porque se la quitaran. Y no solamente dio su vida sino que da la vida en abundancia a las personas. A eso lo envió precisamente el Padre. Pero para que eso suceda, tenemos que escuchar su voz, hacer caso a sus indicaciones y dejarnos conducir por Él en el camino de la vida.

Es necesario que conozcamos a Jesús. Él sí nos conoce y nosotros poco o nada lo conocemos. Para esto son las reuniones de la comunidad, las celebraciones, los espacios de capacitación, que tienen como centro la Palabra de Dios, especialmente los evangelios. En las familias casi no se lee el Evangelio, en los barrios son muy pocas las personas que se reúnen de manera permanente, en los espacios de formación de agentes de pastoral no todos participan. Si no conocemos a Jesús, vamos a seguir otras voces, nos a ir por otro camino, diseñaremos otro estilo de vida.

En nuestro ambiente hay muchas voces que se nos presentan como pastores, aunque no con este nombre. Nos ofrecen dinero, poder, droga, moda, lucir, vida fácil y cómoda, prestigio. Incluso dicen que van a dar la vida por nosotros, como los políticos en las campañas; que vamos a tener vida en abundancia, como las agro-empresas; que vamos a vivir bien, como los grupos del crimen organizado; que podemos tener la última moda en todo y a lucir bien, como los medios masivos de comunicación; que vamos a sentir muy chido, como los vendedores de droga. Como dice Jesús: no les importan las ovejas; lo que les importa son sus propios intereses. Tenemos que estar muy atentos para no caer en sus garras y terminar la vida en situaciones de dolor y muerte.

Jesús quiere tener un solo rebaño. No quiere, como se dice ordinariamente, ovejas descarriadas. Aquí no hay que pensar solamente en quienes llevan una vida desordenada, que andan para arriba y para abajo, que se portan mal. Hay muchos bautizados que están alejados de la vida de la Iglesia, aunque tengan todos sus sacramentos; hay quienes participan en Misa, incluso comulgan, pero no se integran a la vida de comunidad en el barrio. Jesús nos quiere a todos y todas en el trabajo por el Reino, en la lucha por la vida digna, en la construcción de la paz.

Que la participación en esta Eucaristía dominical y la recepción de la Comunión sacramental nos comprometan a escuchar la voz de nuestro Buen Pastor y a seguirlo en su camino.

22 de abril de 2018

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