Por: Rosa Eugenia García Gómez
Coordinadora de la Licenciatura de Periodismo en CUSur

Vamos justo a la mitad del 2020 y si los ciclos de la realidad se cerraran igual que los años, ya quisiéramos que se acabara. No es raro que los pensamiento agolpados en la cabeza de quien está en el encierro –voluntario, responsable y precavido, pero al fin implica aislamiento- sean un tanto negativos y hasta apocalípticos, como también lo pueden ser los de quienes tienen que salir a la calle con el temor de ser víctima de un virus que no sabemos quién sea portador.

Pero luego uno sale a llevar la basura al espacio que le corresponde o a comprar lo que falta para la comida, y nos encontramos personas que parece acaban de llegar al planeta porque deambulan como si nada. Sin cubrebocas y ni hablar de otras medidas de protección como caretas o cuidando la distancia recomendada del metro y medio entre persona y persona.

¿A poco nos les ha pasado que está uno formadito respetando los 150 centímetros de espacio entre nosotros y la persona que está delante en la fila y luego llega alguien que se mete como si nosotros fuéramos invisibles…?

O que así como quien no quiere la cosa hay transeúntes callejeros con su tapabocas, que literal… solo lo traen en la boca dejando descubierta la nariz como si por ahí no se pudieran recibir o emitir partículas. ¡Bueno!, el colmo fue ayer que vi a un señor ¡mordiendo el pedacito de tela que pendía de oreja a oreja mientras hablaba por teléfono! de verdad no me explico qué mensajes de prevención reciben estas personas. ¿Realmente pensarán que se están protegiendo del virus?

En el último mes he tenido que explicar en por lo menos tres ocasiones por qué algún miembro de la familia no puede acudir a cierta reunión… porque las invitaciones e iniciativas a socializar en grupo se aprecian, pero el horno pandémico no está para bollos fiesteros socializadores, tal como no está esta sociedad mexicana para seguir sumando día a día cientos de infectados y decenas de muertos.

Las cifras alarmantes de infectados en el continente y la vuelta al aislamiento que se está viviendo en otros países son muestra de que la “nueva normalidad”, poco tiene que ver con volver “un poco” a la vida que teníamos. Eso está aún muy lejos y si la necedad persiste, ni siquiera sabemos para cuándo realmente será.

Rosa Eugenia García Gómez

Coordinadora de la Licenciatura de Periodismo en el Centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara.

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