Mes: septiembre 2017

Homilía para el 25° domingo ordinario 2017

Aceptar trabajar por el Reino

Ordinario25 A 17

Acabamos de escuchar en el evangelio la parábola de los trabajadores contratados por el dueño de la viña. En ella, Dios, que es el propietario, utiliza una lógica muy distinta al modo de actuar de los humanos: aparece generoso, justo, bueno, misericordioso, igualitario. Esto se lo agradecemos con la celebración de la Eucaristía, a la que nos convocamos como cada domingo.

Homilía para el 24° domingo ordinario 2017

Perdonar al hermano

Ordinario24 A 17

El texto del evangelio que acabamos de escuchar es la última indicación de Jesús a sus discípulos sobre la manera de vivir en comunidad. Se trata del perdón entre hermanos a lo interno de la comunidad cristiana. Vivirlo es signo de pertenencia a la comunidad de discípulos y discípulas de Jesús. Perdonar es condición necesaria para celebrar la Eucaristía, pues no tiene sentido comulgar si estamos peleados o distanciados del hermano, si le guardamos odio o resentimiento, si le negamos el perdón, si le sacamos la vuelta o incluso nos desquitamos con rencor.

Homilía para el 23er domingo ordinario 2017

Amarrar la solidaridad

Ordinario23 A 17

Todos sabemos lo que están viviendo los hermanos y hermanas de las Islas del Caribe y de los Estados del sureste de nuestro País, por los huracanes y el terremoto. Los más afectados en estos casos son siempre los pobres: familias sin techo, sin alimentos, con heridos y fallecidos, con mucho sufrimiento y angustia. Dios nos habla desde esta situación y nosotros le hemos estado diciendo en el Salmo: “Señor, que no seamos sordos a tu voz”. Dios nos habla y tenemos que atender lo que nos dice. Nos pide ser solidarios desde nuestra pobreza.

Homilía para el 22° domingo ordinario 2017

Cargar las cruces de los crucificados

Ordinario22 A 17

El domingo pasado escuchamos la confesión que, a nombre de los discípulos, le hizo Pedro a Jesús. Le dijo que era el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús les pidió que a nadie le dijeran que él era el Mesías. Como todos los judíos, los discípulos esperaban un Mesías poderoso, guerrero, victorioso. Jesús les aclaró su modo de ser Mesías: servidor hasta la muerte, perseguido por causa del Reino, sufriente como los pobres, crucificado por las autoridades religiosas. Lo acabamos de escuchar en el texto del evangelio. A este Jesús recibiremos en la Comunión.