Mes: enero 2017

Homilía para el 4º domingo ordinario 2017

Ser dichosos

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Este domingo, para prepararnos a recibir a Jesús en la Comunión, podemos hacer una revisión de nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios que se acaba de proclamar. Escuchamos en el texto del evangelio el programa de vida que Jesús planteó para sus discípulos. Lo que dijo en las bienaventuranzas es lo que Él mismo iba viviendo día a día y es lo que espera sea nuestro estilo de vida, personalmente y como comunidad, simplemente por el hecho de ser bautizados.

Homilía para el 3er domingo ordinario 2017

Ser luz en tierra de paganos

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En el texto del evangelio escuchamos el inicio de la misión de Jesús. Dejó Nazaret, su pueblo donde creció, para irse a una tierra considerada de paganos. Con esto se cumplió la profecía de Isaías, en la que anunciaba una luz para el pueblo que caminaba en tinieblas, una luz que le iluminaría su vida, una luz que cambiaría su vida. Esta luz fue Jesús de Nazaret. El texto nos recuerda también lo que tiene que ser nuestra vida y misión como discípulos suyos, aquello que dijo después en el Sermón de la Montaña: que somos la luz del mundo.

Homilía para el 2º domingo ordinario 2017

Dar testimonio de Jesús

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Después de que Juan el Bautista le preparó el camino al Mesías que estaba por llegar, lo presentó ante sus discípulos y ante la gente que lo escuchaba a orillas del río Jordán. Lo señaló como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, dio testimonio de Él y lo presentó como el Hijo de Dios. Es lo que acabamos de escuchar en el texto del Evangelio. En esta Misa dominical como en todas las celebraciones Eucarísticas, poco antes de la Comunión sacramental Jesús será presentado precisamente como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Homilía para el domingo 8 de enero de 2017

Buscar y encontrar a Jesús

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Hoy celebramos la fiesta de la Epifanía del Señor. Epifanía significa manifestación. En este caso se trata de la manifestación de Dios al mundo en nuestra carne mortal. Su Hijo, al que José le puso el nombre de Jesús, se encarnó en el vientre de la Virgen María, se hizo Dios con nosotros y nació en Belén. Desde ahí, en la periferia, en la pobreza, en la pequeñez del recién nacido, Dios se dio a conocer a todos los pueblos de la tierra. Allí fue encontrado por los magos de oriente. Esto es lo que agradecemos al Señor con nuestra Eucaristía dominical.